Michelle Obama y Melania Trump se conocieron este jueves en la Casa Blanca, mientras sus respectivos maridos buscaban en el Salón Oval organizar la transición presidencial.
El primer encuentro entre estas dos mujeres tan diferentes se llevó a cabo lejos de los periodistas.
“Michelle tuvo la oportunidad de recibir a la futura primera dama y hemos tenido una excelente conversación con ella”, comentó el presidente Barack Obama desde la oficina Oval, con Donald Trump sentado a su lado.
Generalmente durante el primer encuentro entre la primera dama y su sucesora se conversa sobre la manera de vivir en la Casa Blanca y la crianza de los hijos, entre otros temas.
Michelle Obama, de 52 años, primera First Lady negra de la historia estadounidense y abogada diplomada en Harvard, dejará la Casa Blanca el 20 de enero con una fuerte popularidad. Extremadamente carismática, Michelle tiene un 79% de opiniones favorables, según un sondeo de Gallup sobre la popularidad de las primeras damas. Es más popular que su marido.
Melania Trump, de 46 años, exmodelo de origen esloveno, tiene aún mucho por hacer, dado que cuenta con 28% de opiniones favorables contra 32% de desfavorables, las peores cifras para una futura primera dama desde los años 1980, según Gallup.
La esposa de Trump participó muy poco en la campaña. Prefirió quedarse en su casa, un tríplex en las alturas de la torre Trump en Nueva York, para ocuparse de Barron, el hijo de 10 años que tiene con el futuro presidente.
Sin embargo, Michelle Obama sí participó de la campaña. Con cautivadores discursos y una energía formidable, habló en varios actos en los que no escondió su preferencia por Hillary Clinton.
A mediados de octubre criticó la actitud “aterradora” de Donald Trump contra las mujeres. Y en la convención demócrata de julio denunció la existencia de un “lenguaje de odio (…) que no representa el espíritu del país”, pero sin nombrar al magnate.
– Elegancia moderna – Muchas veces enaltecida por su elegancia moderna y glamurosa, Michelle fue una mujer muy activa en la Casa Blanca. Se involucró en la lucha contra la obesidad infantil, apoyó a las familias de los militares y el año pasado lanzó junto a su marido una iniciativa para desarrollar la escolarización de las niñas en el mundo.
Melania Trump, siempre bien arreglada y sonriente, es mucho más reservada, y pretende ser una primera dama más clásica.
En la convención republicana de julio, fue criticada por haber plagiado en su discurso pasajes de una alocución pronunciada por Michelle Obama en la convención demócrata de 2008.
La asesora que le redactó el discurso reconoció su culpa y Melania Trump se evaporó de la escena política, en la que de todos modos había tenido poca presencia.
Recientemente regresó a la escena con un discurso en el que, visiblemente intimidada, defendió los “valores estadounidenses, la gentileza, honestidad, respeto, compasión y generosidad”.
“Tenemos que encontrar una mejor manera de hablarnos, de estar en desacuerdo y de respetarnos”, declaró.
Esta mujer, que se dice “muy independiente”, dijo que si se convertía en primera dama, iba a “abogar por las mujeres y los niños” y luchar contra el acoso por Internet.
Melania Trump, que habla inglés con un fuerte acento, además de otros cuatro o cinco idiomas, y obtuvo la ciudadanía estadounidense en 2006, será el 20 de enero la primera First Lady nacida en el extranjero desde Louisa Adams, esposa del presidente John Quincy Adams (1825-1829), nacida en Inglaterra.
La futura primera dama, que fue modelo en Francia e Italia y siempre defendió a su esposo cuando fue fuertemente criticado por sus polémicos discursos de campaña, llegó a Estados Unidos en 1996, donde dos años más tarde conoció a Trump, de quien se convirtió en su tercera esposa.
Pese a sus diferencias, Michelle y Melania tienen algo en común: ambas miden 1,80 metros.