Los venezolanos pasan trabajo para resolver la vida diaria en plena crisis económica. Incluso la muerte resulta costosa. Muchos dolientes hacen malabares frente a los gastos de un funeral.
El alto costo de la madera y la escasez de metal han complicado la fabricación de ataúdes por lo que ahora se recurre a los elaborados a base de tablones baratos y hasta cartón.
‘Las personas no se dan cuenta ni siquiera que es de ese tipo de material, porque tú lo ves este tipo de material y crees que es madera de acacia, porque uno la pinta a veces de colores, por lo menos que si casi-casi, cedro’, señala el fabricante de ataúdes Ronal Martínez.
En Maracay, al oeste de Caracas, Ronal vendió uno de sus féretros a su vecina Miriam cuyo hermano falleció hace un mes.
‘Todo fue difícil, difícil, difícil, gracias a la comunidad que me ayudó porque si no, ahí lo tuviera podrido, hubiera tenido que enterrarlo en el patio, a lo mejor’, dice Miriam Navarro, residente de Maracay.
Las circunstancias han dado pie a algunos emprendimientos.
Aunque con la situación cuesta arriba, los venezolanos comiencen a inclinarse por la cremación.
Y es que los costos preocupan a todos cuando el salario mínimo mensual se ubica en 33.000 bolívares, unos 50 dólares a la tasa oficial más alta. En este país, hasta morir empobrece.