KAREN ESPEJO
A solo 500 metros del místico geoglifo El Candelabro, en la Reserva Nacional de Paracas (Ica), hoy lucen inmensas huellas de camionetas y cuatrimotos hundidas sobre la arena.
El domingo último, cuatro peruanos ingresaron ilegalmente a esta zona intangible y atropellaron literalmente 2.500 años de historia. El daño causado por sus vehículos abarca un perímetro de 500 metros de ancho por 100 de largo en el área silvestre de El Candelabro, según informó ayer el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp).
Por ello, la Fiscalía Provincial de Pisco abrió proceso penal por los delitos de alteración al paisaje y modificación del suelo contra Erick Hare Bedoya (18); César Ignacio Peschiera Villa García (19); Samuel Possa Oliva (21) y José Miguel Devescovi (31).
De igual modo, Sernanp impondrá una sanción administrativa que puede ir de una a diez UIT (entre S/.3.950 y S/.395.000) contra cada uno. Además, los infractores tendrán que realizar los trabajos necesarios para nivelar el suelo y restaurar el paisaje afectado.
Este nuevo atentado a un Área Natural Protegida (ANP) nos lleva a preguntarnos si las medidas de protección de estos espacios son suficientes.
Según Pedro Gamboa, jefe del Sernanp, el 94,72% de ANP a nivel nacional está ‘en buen estado de conservación’ gracias a la vigilancia y labor educativa de 680 guardaparques, el monitoreo satelital y el uso de drones y cámaras trampa (equipos que toman fotos con sensores).
La cifra restante abarca zonas amenazadas en mayor o menor medida por el cambio de uso de suelos, la tala o la minería ilegales, como es el caso de Tambopata (Madre de Dios). Los atentados como el ocurrido en El Candelabro, señala Gamboa, son poco comunes.
A pesar de estas cifras positivas, indica, existe un déficit de US$14 millones anuales para alcanzar un nivel estructural al 100% de las ANP, es decir, contar con áreas delimitadas y saneadas, tener jefes de área suficientes, la cantidad de guardaparques necesarios, logística y plan maestro.
‘A pesar de que iniciamos la gestión con un presupuesto de S/.63 millones y hoy estamos en S/.81 millones, el tema económico siempre ha sido una preocupación. Hay zonas donde un jefe de área se encarga de cinco ANP por temas de presupuesto’, asegura.
Sin embargo, ante la falta de dinero, el sector opta por el ingenio y las alianzas estratégicas para proteger nuestro patrimonio. Según Gamboa, en pocas realidades sería posible patrullar las 24 horas del día zonas como la Reserva Nacional de Paracas (con 300 mil hectáreas) y la Reserva Nacional de Pacaya Samiria, en Loreto (con 2 millones de hectáreas).
Allí, por ejemplo, solo 18 y 60 guardaparques, respectivamente, vigilan las zonas, pero eso no quiere decir que estén desprotregidas.
Según Gamboa, los convenios con las comunidades, pescadores y operadores turísticos, para permitirles hacer un aprovechamiento sostenible del espacio a cambio de proteger el lugar, multiplican la seguridad.
De hecho, la rápida intervención de la Policía y el Sernanp en el atentado de El Candelabro fue posible gracias a la alerta de un operador turístico que vio el hecho desde el mar, destaca.
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