El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fue el primero en utilizar el término ‘economía naranja’ para referirse a las industrias creativas y culturales.
Se llama así porque este color es comúnmente asociado al entretenimiento, la cultura y la felicidad. La ‘economía naranja’ es aquella que permite transformar las ideas creativas en bienes y servicios con un alto valor agregado. Representa el 6,1% del Producto Bruto Mundial (PBI).
‘La creatividad no es una luz que te ilumina de pronto. Es un proceso mental que parte de la investigación para resolver un problema o situación. Lo que hace la economía naranja es vincular la creatividad a los negocios y a resultados’, explica Oscar Mas, director de la carrera de Diseño Gráfico de la UCAL.
Mas explica que las industrias creativas -que comprenden las disciplinas de animación, arquitectura, comunicaciones, música, cine, radio, diseño, entre otras – tienen un gran potencial de crecimiento. ‘En América Latina, crecen un 12% anual, mientras que en países desarrollados solo se expanden en 1%’, apunta.
‘En el Perú, hay una gran oportunidad para sacarle el jugo a esta industria. Podríamos exportar música, artistas, obras de teatro, servicios de animación, etc.’, agrega.
A nivel nacional
2,7% del PBI del Perú corresponde a la ‘economía naranja’, según el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan).
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