El caso que involucra a la petrolera brasileña Petrobras resultó en el escándalo de corrupción más importante en la historia del país.
Con una producción de 2,5 millones de barriles de petróleo por día y un total de 86.000 empleados, Petrobras es una de las principales multinacionales del sector.
Durante los dos mandatos de Luiz Inácio Lula da Silva, de 2003 a 2010, la estatal petrolera era el buque insignia de un país en crecimiento.
Pero en 2009, una investigación comienza a develar los primeros elementos que resultaron en un vasto sistema de corrupción, que desembocó en 2014 en la operación ‘Lava Jato’.
El escándalo tomó una nueva dimensión cuando un exdirector de Petrobras, Paulo Roberto Costa, aceptó cooperar con la investigación a cambio de una reducción de su pena.
Acusó a casi 50 políticos (36 de ellos en funciones), muchos vinculados al Partido de los Trabajadores de Lula y su sucesora Dilma Rousseff, de recibir millones de dólares en sobornos.
Rousseff, que no es investigada por este caso, fue ella misma presidenta del Consejo de Administración de Petrobras durante el período en cuestión.
La investigación desentramó un cártel de las principales constructoras brasileñas que pagaban sobreprecios por obtener importantes contratos con Petrobras. La competencia entre empresas no existía.
Los sobrepagos iban destinados a directivos de la petrolera, políticos y sus partidos, incluido el PT y algunos de sus entonces aliados como el PMDB y el PP.
En 2015, el tesorero del PT Joao Vaccari fue condenado por corrupción, lavado de dinero y asociación ilícita.
Decenas de personas están siendo investigadas por este caso, y más de 90 ya han sido condenadas.