VANNA PEDRAGLIO COACH DEPORTIVA Y NUTRICIONAL
Todos podemos reconocer que mantener un peso ideal no es tarea fácil. Aunque existan tantas alternativas de dietas como personalidades diferentes, muchas veces no podemos seguirlas con constancia y la determinación nos vence en solo 2 o 3 días. Primero, debemos tener claro que el objetivo no debe ser únicamente bajar unos kilitos, sino lograr un peso saludable y mantenerlo en el tiempo. Y eso es cuestión de cambios progresivos en un régimen no solo alimenticio, sino también emocional y racional.
A muchos les sonará extraño que involucre a razones y emociones a la hora de hablar de dietas. Pues no lo es tanto. Para lograr cambiar nuestros hábitos, sean los que sean, es importantísimo entender por qué nos comportamos de la manera en que lo hacemos, ser conscientes de ellos. Solo así, poco a poco, podremos modificar nuestra conducta cambiando o sustituyendo ciertas acciones por otras que nos otorguen mejores beneficios. Pero, no todo es tan fácil, menos cuando hablamos de comida.
¿Por qué sucumbimos ante una torta de chocolate y la preferimos a una fruta, sabiendo que la segunda opción es más saludable? Conozcamos la causa principal de las preferencias inconscientes y por qué nuestro cerebro funciona de esta manera.
Hay una parte en el cerebro vinculada al placer, que es la que se activa solamente al pensar en el objeto deseado, ni siquiera es necesario verlo. Estoy segura de que más de una vez has decidido no caer más en la comida rápida o procesada. Sin embargo, tu cerebro todavía la asocia a un sentimiento de placer pasado. Esto sucede sobre todo si estás pasando por algún momento difícil o estresante en tu vida. Al inicio, como en todo cambio, será muy difícil persistir, porque tu mente recordará el placer que te entregan esos sabores con frecuencia y solo tendrás el deseo de volver a esa sensación. El cerebro recuerda las recompensas anteriores y muchas veces no podrás resistir las tentaciones.
Para que tengas una idea más clara de cómo funciona tu mente, te cuento de un estudio realizado a 20 personas para analizar sus comportamientos asociados a la recompensa. Todos ellos debían contar diferentes objetos de colores en una pantalla. A los que encontraran objetos rojos les pagarían 2 dólares por cada uno, y a los que encontraran objetos verdes les pagarían solo medio dólar. En una segunda prueba, todos los participantes debían realizar la misma tarea, pero sin recibir nada a cambio. Y he aquí la parte sorprendente: todas las personas, de manera automática, se concentraron en los objetos de color rojo cuando aparecían.
Con este ejemplo, solo quiero mostrar cómo la recompensa recibida con anterioridad está asociada profundamente en nuestro ser a la liberación en el cerebro de sustancias químicas que nos brindan bienestar y placer. Eso es lo que sucede con la comida. Cuando ves un dulce, tu cerebro empezará a segregar dopamina solo por una experiencia previa con estos olores o sabores, aun si no estuvieras pensando en comer.
En conclusión, me gustaría que tuvieras claro que el autocontrol es un proceso muy complicado. Según nuestro cerebro, es realizar una acción que estaría en contra de lo que nos causa bienestar. Por lo tanto, la pregunta que se cae de madura es: ¿Cómo hago para resistir las tentaciones?
Primero, es importante que seas consciente de que al inicio será difícil, hasta que poco a poco podamos ir cambiando ciertas asociaciones que tenemos como hábitos durante años. Para ello, te recomiendo que te prepares alimentos que son saludables, pero que realmente te gusten mucho, sobre todo al inicio. Evita también situaciones en las que sabes que encontrarás tentaciones. Recompensarte por tus logros es superimportante a través de otros medios, como pueden ser comprarte alguna prenda que quieres, engreírte con masajes, etc.
Todo cambio es progresivo, poco a poco debes ir incorporando a tu alimentación comida más saludable y practicar deporte. La sensación de placer que te brinda la actividad física te apoyará en los cambios de hábitos con mayor facilidad.