KAREN ESPEJO
En Lima circulan de manera desorganizada casi 1,5 millones de vehículos, entre públicos y privados (casi el 50% del total de unidades que existen en Perú). Las consecuencias de este caos son devastadoras, según la Fundación Transitemos: un ciudadano promedio pierde hasta siete días al año atrapado en el tráfico, y alrededor de 3 mil mueren anualmente por la contaminación que produce el parque automotor.
¿Cómo aliviar la congestión vehicular en una ciudad colapsada como la nuestra? En los últimos cinco años, un sistema sencillo pero novedoso se ha masificado en las grandes urbes del mundo para enfrentar esta problemática. Se trata del carpooling o la cultura del ‘auto compartido’ entre dos o más personas (conocidas o no) que viajan hacia un mismo destino. Empresas de tecnología móvil como Uber (con su aplicación para celular Uberpool), ya brindan este servicio para el público en general, desde el año pasado, en ciudades como San Francisco, Nueva York, Los Ángeles y Boston (en EE.UU.), así como en París. Y ahora, según Catalina Ochoa, general manager de la compañía, están evaluando la posibilidad de traer el sistema a Lima en un futuro cercano.
¿Cómo funciona? Es muy sencillo, explica Ochoa: ‘Cuando pides el servicio por tu celular, la aplicación identifica si hay alguien más yendo por tu ruta (la promesa es que el desvío no dure más de 5 minutos), y entonces te pregunta: ¿estás dispuesto a compartir tu viaje? Tú decides si aceptas o no’.
El usuario puede pagar hasta 50% menos de lo que le costaría el viaje en solitario en taxi. Sin embargo, este no es el único beneficio. Según un estudio del Massachusetts Institute of Technology (MIT) elaborado en Nueva York, si todos los ciudadanos optaran por el carpooling en lugar de viajar a solas en un taxi o en su propio auto, un 40% de vehículos menos circularían por las pistas.
‘En una ciudad como la nuestra, donde la saturación de vehículos menores es el principal problema de la congestión del tráfico, el carpooling sería una alternativa ideal’, comenta Alfonso Fló- rez, gerente de la Fundación Transitemos. Sin embargo, según la general manager de Uber, Lima no tiene todavía las condciones adecuadas para un servicio como este.
‘Aún no existe la densidad suficiente de viajes de un mismo punto hacia otro, que permitan garantizar que los usuarios no se desvíen más de 5 minutos de su ruta’, explicó. Además, todavía faltan romper ciertas barreras culturales, como la desconfianza o la resistencia de compartir un servicio. ‘Por eso, Uberpool en Lima aún está en proyecto. Estamos haciendo los estudios necesarios’.
No obstante, el carpooling ya funciona en Lima, en círculos un poco más cerrados. Desde el año pasado, el portal pusakuy.com ofrece este servicio a 1.500 usuarios, previamente inscritos, de 30 empresas y universidades de la capital (como la Pontificia Universidad Católica del Perú, la Universidad del Pacífico, el Banco de Crédito, PwC, entre otras). La diferencia es que aquí son los propios usuarios los que pueden inscribirse como pasajeros o como conductores con tarifas que ellos mismos negocian.
Ese mismo sistema ofrece B-green desde el 2013 a través del ‘carpooling corporativo’. En este caso, la comunidad de usuarios y conductores está compuesta por trabajadores de empresas que deciden adquirir el servicio. Por el momento, solo trabajan con Seguros Sura.