La luna se “comió” al sol el viernes durante el eclipse solar, deslucido en muchas partes del hemisferio norte por un tiempo nuboso, por lo que sólo algunos privilegiados pudieron admirar el espectáculo desde un archipiélago remoto del Ártico o a bordo de un avión.
Las poblaciones de Europa, el noroeste de África y de Asia y Oriente Medio esperaban contemplar a placer el fenómeno, pero en la mayoría de los casos han sido las nubes y no la luna las que han escondido al astro rey.
Las redes sociales se lanzaron a comentar esa cita astral, en gran parte estropeada, y en ellas las fotos más o menos magistrales compartieron espacio con bromas de observadores decepcionados.
“Ok, se ha acabado. Afortunadamente, la próxima vez que haya un eclipse en Gran Bretaña estaremos todos muertos”, ironizaba un tuitero británico, Mark Wallace.
Así, a mucha gente residente en el Reino Unido, España o Francia se les ha aguado la fiesta, y solo algunos privilegiados han podido sortear las nubes y contemplar desde un avión el “sol negro”.
Previo pago de varios cientos de euros por cabeza, 50 daneses se montaron a bordo de un Boeing 737 fletado especialmente para la ocasión.
Por décima vez desde el inicio del siglo XXI, hubo eclipse solar total, aunque solo pudo verse el fenómeno íntegro desde territorios remotos del planeta.
Por su parte, las autoridades nacionales multiplicaban las advertencias, como es habitual, exhortando a llevar gafas de protección especial para evitar graves lesiones oculares.
Miles de cazadores de eclipses, llegados en ocasiones desde las antípodas, viajaron a las Islas Feroe, territorio autónomo danés situado al norte del Reino Unido, y a Svalbard (Noruega), a 1.300 kilómetros del polo Norte, en medio del Ártico, para presenciar el espectáculo.
Un eclipse solar total es cuestión de distancia y alineación: es necesario que la luna se intercale con el sol en un eje perfecto y a una distancia lo suficientemente próxima de nuestro planea como para que el diámetro aparente del satélite sobrepase al del astro rey, tapándolo completamente.
Por casualidad, el eclipse coincide con el equinoccio de primavera, cuando el sol pasa del hemisferio sur al hemisferio norte, así como con la “Superluna” (luna llena en perigeo, el punto en que el satélite se halla más próximo a la Tierra).
La alineación entre la Tierra, la luna y el sol se verá seguida de grandes mareas el sábado en las costas del Atlántico, el canal de la Mancha y el mar del Norte.
Para el próximo eclipse solar total, Europa deberá esperar a 2026 y Latinoamerica hasta 2017.