Los secretos del vino francés en manos chinas

Acostumbrados a echar soda al vino, los chinos ahora quieren descubrir la magia de un sommelier y, en un futuro, exportar mejores vinos a China.

Es el turno de China para enseñar a Francia una o dos cosas sobre el vino.

Difan Guo, una estudiante de China es pasante de una de las bodegas más exclusivas de Burdeos (Bordeaux). Poniendo fin a la afirmación de que los chinos no pueden ser connoisseurs.

“Siempre hay historias, que los chinos ponen Coca Cola al vino y lo beben así … Sí, es verdad, lo hice yo mismo cuando era pequeño. Pero ahora tenemos una aptitud más seria, es decir que la gente quiere realmente entender el vino”, señala Guo.

En esta clase sobre cómo convertirse en sommelier, más de la mitad de los estudiantes son chinos.

Su objetivo: importar vino a China, que es el país qué más vino tinto consume en el mundo.

“Ahora hay más y más profesionales en China. Antes, la gente no sabía mucho sobre el vino y ahora saben mucho más. Así que el mercado va a crecer en el futuro”, señala Ran He, estudiante de Cafa-Fomations.

Con un mercado chino en crecimiento, los productores de vino franceses ponen especial atención en estos estudiantes.

Este viñedo en Blaye emplea a dos pasantes chinos al año, que en el futuro podrían facilitar las exportaciones a China.

“Estoy impresionada con el nivel de cata que tienen. La mayor parte del tiempo, tengo como pasantes a mujeres chinas. Estoy impresionada: ellas conocen el vino’, señala Emmanuelle Miller, gerente de la bodega Raguenot.

La capacitación en Bordeaux no es barata. Un año de estudios en las principales bodegas en Francia cuesta hasta 22.000 dólares.

Pero con el aumento del consumo chino en un 70% entre 2009 y 2013, aprender los secretos del vino es la clave para descorchar un mercado multimillonario.

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