En lo alto del Himalaya en Nepal, hay una especie de esclavitud moderna.
Miles de trabajadores agrícolas conocidos como ‘Haliyas’ y sus hijos pasan a trabajar para los propietarios de una generación a otra.
Es parte de una tradición centenaria de la servidumbre vinculada al rígido sistema de castas de Nepal.
“He sido sirviente toda mi vida. Trabajando para el dueño, siento como si hubiera pasado mi vida en una cárcel sin esperanza de libertad”, señala Hiralal Pariyar, trabajador agrícola en régimen de servidumbre.
Para muchos se trata de un trabajo de 15 horas diarias a cambio de alojamiento y comida.
Hace siete años, el gobierno, liderado por ex rebeldes maoístas, prohibió la servidumbre por deudas y prometió a compensar a las víctimas.
Para Hiralal Pariyar, la sexta generación de su familia con régimen de servidumbre, resultó ser un falso amanecer.
“Escuché que el gobierno había liberado a los sirvientes agrícolas y dejé a mi amo. Pero el gobierno no nos dio nada, ni tierra, ni casa, ni compensación … así que me vi obligado a volver con mi amo o moriría de hambre”, cuenta Pariyar.
La mayoría de Haliyas pertenecen a la casta dalit – denominados los intocables – y son prohibidos de trabajar dentro las casas, entrar a los templos o usar los grifos de agua para las castas superiores y sus animales.
La discriminación los sigue incluso en los salones de clase.
“Los niños de castas superiores se sentaban en los bancos y a los de castas inferiores nos mandaban al piso. Sentí la injusticia y decidí luchar contra ella. Lancé un movimiento para ayudar a los trabajadores en servidumbre”, señala el activista Parbat Sunar.
Pese a los esfuerzos de los activistas, sólo un puñado de Haliyas han recibido tierras amparados en la ley.
Y nadie ha recibido una compensación económica.
En los pueblos segregados como este, cerca de la frontera con China, pocos esperan escapar de una tradición que ahora amenaza con dejar a sus hijos con grilletes.
“Mi abuelo, mi suegro, mi marido, todos nosotros somos sirvientes. Cuando mi hijo cumpla 10 años, también trabajará como Haliyas”, señala Nani Biswokarma, trabajadora en régimen de servidumbre.
El acuerdo de paz de Nepal de 2006 incluyó el compromiso de hacer una reforma agraria y terminar siglos de desigualdad feudal.
Casi una década después, pocos cambios parecen haber llegado a quienes más lo necesitan.