Por Mauricio Niño
Aunque las encuestas la colocan lejos del candidato Luis Castañeda, la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, busca un segundo periodo para continuar, según sus palabras, con ‘las grandes reformas de Lima que nadie se atrevió a hacer antes’. Para ella, la reforma del transporte es uno de los más grandes logros de su gestión, aunque sabe que le genera un alto costo político.
¿Podemos afirmar que ya ha empezado la verdadera reforma del transporte? He logrado enfrentar algunos problemas de fondo que tenía la sociedad y la ciudad de Lima. Uno de ellos era el tema de la movilidad: cómo nos movemos las personas. Seguíamos en un caos de 30 años del que estábamos absolutamente hartos y que nos producía y nos sigue produciendo estrés y que había que cambiar.
¿Concretamente qué ha logrado en estos cuatro años? La reforma de la movilidad, que ha requerido una apuesta por la inversión en megaobras de infraestructura que Lima necesitaba hace décadas. Las dos Panamericanas, la Vía Expresa Sur, Vía Parque Rímac, Evitamiento. Además, los intercambios viales, las ciclovías, peatonalizaciones, conectarnos con el Metro, todo esto ha sido y es el principal logro de esta gestión.
Muchos vecinos no estarán de acuerdo con esta afirmación. En estos días, hemos podido ver un Corredor Azul que aún no funciona correctamente. Es un logro que todavía no se ve en las calles, pero es un logro que va a quedar para siempre en la ciudad de Lima. Y eso es lo que importa. No mirar aquí, sino mirar lejos. Quien mira lejos tiene la capacidad de construir la Lima del siglo XXI que necesitamos. Y eso es lo que hemos hecho en este equipo.
El cambio era necesario, pero se ha criticado su implementación. ¿Ha sido una reforma improvisada? No ha existido improvisación. Estos son cambios que se preparan con mucha anticipación. Significan leyes y concertación con todos los actores del transporte público de pasajeros. Significa mucho. Pero ya están los buses azules en el primero de los cinco corredores complementarios. Lo que se ha generado no es un caos como exageran algunos. Sí existen problemas e irritación por parte de los vecinos porque transbordar es complicado. Acometer estas transformaciones tiene costos. Y el costo más grande, en caudal político, lo he pagado yo. Estamos en un periodo de prueba y espero que el sacrificio pequeño y de poco tiempo que tenga que hacer la población sea recompensado con una mejor calidad de transporte limpio, digno, fluido, sin contaminación.
Sobre el transporte, ¿qué objetivos espera cumplir en un segundo periodo? Que la reforma se consolide hasta que llegue el transporte azul hasta la última ruta no atendida de ese borde urbano. Ahí llega a veces el mototaxi; si no, la gran caminata es la única opción. Necesitamos un sistema de transporte consolidado en toda la ciudad de Lima, que integre el Metro, el Metropolitano, los corredores, con lo cual, los nueve millones de viajes que se hacen a diario en Lima en el sistema de buses estén integrados.
¿Tiene alguna autocrítica que hacer sobre su gestión? Hay logros y aciertos, pero también hay errores. Muchos. Yo ya he pedido disculpas muchas veces. Y no tengo problema en volver a hacerlo. Porque para gobernar hay que ser humilde y escuchar a la gente. Por ejemplo, estos días hubo incomodidades por los transbordos en el Corredor Azul. Es un cambio brutal en nuestra vida. Pero, luego, se darán cuenta de que tras nuestro trabajo dejamos una Lima más alegre y bonita. Una ciudad que mira al Pacífico con una Costa Verde que ya estamos terminando, para que la ciudad disfrute su mar.
Justamente los trabajos en la Costa Verde son otra de las críticas a su trabajo por parte de alcaldes distritales, como Magdalena de Monzarz, de San Isidro. Nosotros no hemos contado con un solo alcalde en los distritos. Hemos tenido que concertar muchísimo. La Costa Verde tiene una autoridad que viene de atrás, que tiene un directorio donde están San Isidro, Miraflores, Barranco, Chorrillos, San Miguel y Magdalena. Es normal que una persona no esté de acuerdo con algunos temas. Todos los demás han estado de acuerdo. Todos están felices de que hayamos invertido más de 200 millones de soles en cambiarle la geometría vial, en unir con accesos el acantilado de la parte alta con la parte baja y en hacer el malecón. Eso ya se hizo en San Miguel y Magdalena y ahora se está haciendo en San Isidro.
Pareciera que la Municipalidad de San Isidro está en contra de estos accesos. San Isidro tiene, como un distrito muy pudiente, esa idea de la residencialidad. Algunos no quieren que hagamos una escalera porque no quieren que suba la gente que va a la Costa Verde. Ellos tienen derecho a mantener esa residencialidad. Lo que no podemos es decirles a las personas que están en la Costa Verde que si hubiera un terremoto no van a tener un acceso a la parte alta. Eso es responsabilidad de Defensa Civil y yo soy la jefa de Defensa Civil. Si me tengo que comprar un pleito, me lo compro. En este caso, con una alcaldesa distrital que no entiende que hay que hacer un acceso para tener una ruta de evacuación si viene un tsunami (y hemos tenido tres alertas de tsunami en el tiempo que soy alcaldesa). Lo hacemos no porque nos queramos pelear, sino porque hay que poner el interés público primero. Y el interés de Lima está sobre el de sus feudos.
Varios de sus contrincantes recalcan la importancia de un mayor diálogo con las autoridades distritales. Es cierto. Pero Lima no puede seguir siendo manejada en 42 pequeñas partes. Así no sucede en Bogotá, Nueva York, en ninguna otra ciudad. Los alcaldes distritales muchas veces son cooperadores y extraordinarios gestores del desarrollo local. Pero, en el futuro, Lima va a tener que meterle el diente a cómo se organiza política y administrativamente.
El otro gran enfoque de su gestión es la cultura. ¿Qué propone para un segundo periodo? Los que trabajamos en este proyecto de una Lima para todos pensamos que la cultura es el gran cemento que nos une y nos da un sentido como sociedad. Son más de 250 expresiones culturales que se estaban dando en Lima desde hace 30 años, pero que no tuvieron nunca conexión con la autoridad. Lo que no pudimos hacer en estos cuatro años fueron los proyectos urbanos integrales. Ya están listos los expedientes técnicos. Ahora hay que construir las pistas, los polideportivos, las casas de cultura, sembrar todo de verde. Esto es fundamental.
Aún no hemos hablado del otro gran tema: la inseguridad ciudadana. Te he hablado de espacios públicos, de parques, de peatonalizaciones, de iluminación. Eso es prevención situacional del delito. Lucía Dammert, una de las expertas latinoamericanas más importantes en materia de seguridad ciudadana, dice que hay cinco aspectos que hay que trabajar y nada tienen que ver con la policía, serenos ni patrulleros.
¿Cuáles son entonces? Uno de los principales es la salud mental, que incluye la prevención y curación de la drogadicción. No tenemos una sola cama psiquiátrica para mujeres que sufren mayormente de depresión y bipolaridad. Debemos además priorizar la lucha contra la violencia, contra la mujer y contra los niños. Ya trabajamos y lo seguiremos haciendo por los jóvenes y sus proyectos de vida, que incluyen el desarrollo del deporte, la cultura. Necesitamos un polideportivo cultural en cada barrio.
¿Qué la diferencia de otros candidatos? Yo no soy ni más buena ni peor que los demás. Soy una mujer con ilusiones. Yo sí te puedo decir que tengo los bolsillos vacíos de comisiones. Sí se puede hacer obra sin robar. Hemos hecho muchas obras. No les he puesto mi nombre, se ha hecho con la plata del pueblo. Por eso escribimos ‘Lima lo hizo’. Queremos continuar porque ya está preparado todo el sistema de las grandes transformaciones.