Una ley que prohíbe decir lisuras en lugares públicos, así como en eventos sociales y productos de entretenimiento, ha comenzado a ser aplicada desde esta semana en Rusia.
El ministro ruso de Cultura, Vladimir Medinsky, fue uno de los principales impulsores de esta ley, que multa con 70 dólares a las personas que usen un lenguaje vulgar y con 1.400 dólares a las compañías que hagan lo mismo en sus productos o campañas de publicidad.
Asimismo, las películas que contengan lisuras no recibirán una licencia para ser distribuidas en Rusia. Los libros con palabras obscenas tendrán un aviso de advertencia que diga ‘lenguaje inapropiado’ en sus portadas.
‘Los escenarios y las pantallas no son buen lugar para un lenguaje obsceno’, afirma Medinsky. Sin embargo, artistas locales han acusado al gobierno ruso de estar atentando contra el derecho de libre expresión.