Yo soy autodefensa: todos somos autodefensas es el lema que embandera a activistas, religiosos, políticos, empresarios y fundadores de las autodefensas de Michoacán que convocan para asistir este miércoles a una ‘gran alianza social’ para promover entre los mexicanos la necesidad de tomar la seguridad en sus propias manos, así como coordinar acciones y propuestas para reducir la inseguridad en todo el país.
En este sentido, una decena de personalidades de distintos ámbitos se reunirá en el primer Encuentro Nacional de Autodefensas que tiene como propósito visualizar y crear conciencia de que el problema de inseguridad no es un asunto exclusivo de Michoacán y que todos los ciudadanos deben actuar como autodefensas ante el vacío del Estado.
“No es un llamado a levantarse en armas sino un grito de auxilio”, explicó a The Associated Press Talía Vázquez, abogada y una de las promotoras. “Llamamos a la subversión de las conciencias para decir a nuestros gobernantes que los ciudadanos somos sus jefes y que su máxima prioridad debe ser nuestra seguridad”.
Videos en YouTube publicados a inicios de este mes visibilizaron el movimiento. En ellos se ve a ciudadanos, defensores de los DD.HH. y políticos dar sus motivos sobre por qué se consideran autodefensas. “Somos 500 defensores y defensoras de los derechos humanos de migrantes, los estamos protegiendo nosotros porque el Estado no pudo hacerlo, en ese sentido, yo soy autodefensa”, dice el padre Solalinde.
Aunque la nueva red subraya su carácter no armado, Vázquez no niega que el detonante fue la grave situación que vive el estado occidental de Michoacán y la simpatía hacia los civiles que en febrero de 2013, hartos de la inacción de las autoridades, se alzaron en armas contra el crimen organizado.
Pero aunque las autodefensas michoacanas recibieron mucho apoyo social también han generado polémica. Hay quien teme que puedan conducir a una paramilitarización del país tanto por la infiltración en ellas del narco, como por el doble juego de las autoridades federales que primero las apoyaron, luego las quisieron desarmar, más tarde alentaron sus divisiones y finalmente las legalizaron sin un gran control de a quién convertían en nuevos policías rurales.