Miles de restos no identificados de víctimas de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York fueron trasladados el sábado en una discreta ceremonia a Ground Zero, el lugar donde se levantaban las Torres Gemelas, convertido ahora en memorial y museo, constató la AFP.
El traslado provocó la protesta de algunas familias de las víctimas, que calificaron de “insulto” que los posibles restos de sus seres queridos fuesen colocados en un repositorio bajo tierra en el museo del 11-S, construido en el lugar de los ataques que dejaron unos 3.000 muertos en 2001.
La transferencia de los restos se efectuó en una sobria procesión de unos 15 vehículos que partió muy temprano en la mañana de la sede de la Oficina Forense de Nueva York, ubicada en el este de Manhattan.
Vehículos del departamento de Policía, carros del departamento de Bomberos y camionetas de la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey formaron parte del cortejo, que llegó poco después de las 07H00 locales (11H00 GMT) al sitio del museo y memorial en el suroeste de Manhattan.
Los restos fueron transportados en “cajas metálicas rectangulares para traslados militares envueltas con la bandera estadounidense”, indicó a la AFP un vocero de la policía, Carlos Nievas.
Las autoridades no previeron ninguna ceremonia, aunque parientes de las víctimas estuvieron presentes en el predio.
De las 2.753 personas declaradas desaparecidas en el sitio del World Trade Center (WTC), 1.115 no han podido ser identificadas, es decir alrededor del 40% del total, según cifras de la Oficina Forense de Nueva York.
Las autoridades recuperaron 21.906 restos humanos en la zona, de los cuales 7.930 no coincidieron con ninguna de las pruebas de ADN aportadas por los familiares de las víctimas.
“Sacrilegio” para algunas familias
El repositorio está situado 20 metros bajo tierra y el público no podrá acceder al mismo. Permanecerá controlado por la Oficina Forense de Nueva York.
Sin embargo, para un grupo de familiares que se reunió frente al predio para protestar la decisión de la alcaldía es considerada un “insulto” y un “sacrilegio”.
“La ciudad se negó a hacer un sondeo entre las familias de las víctimas para conocer su opinión porque saben que la mayoría está en contra de este plan”, dijo Sally Regenhard, vicepresidenta de la asociación Padres y Familias de Bomberos y Víctimas del 11-S en el WTC.
“Queremos un lugar separado y diferenciado en el predio. Hay espacio suficiente”, señaló esta mujer que perdió a su hijo Christian el día de los atentados.
Rosaleen Tallon, hermana de uno de los bomberos fallecidos, Sean Tallon, afirmó de su lado que “los restos humanos son sagrados, identificados o no”, agregando que le era “muy duro” explicar a sus hijos la decisión de la alcaldía.
La alcaldía había enviado el pasado fin de semana una carta a los familiares de las víctimas anunciándoles la transferencia y asegurando que se haría “de una manera respetuosa y digna”.
El museo del 11-S abrirá al público el próximo 21 de mayo, aunque las autoridades establecieron un “período de homenaje” de cinco días, del 15 al 20 de ese mes, dedicado a, entre otros, familiares de víctimas de los atentados, trabajadores y socorristas del WTC, así como a supervivientes.
A partir del 15, los parientes de las víctimas “tendrán la oportunidad de visitar la Sala de Reflexión en el repositorio, un espacio privado únicamente accesible” para ellos, según la carta enviada por la alcaldía.
El nuevo WTC incluye cinco torres, el memorial y museo, un centro de transportes público, unos 550.000 m2 de espacio para comercios minoristas y un centro para presentaciones artísticas.