Una de ellas es la del linotipista, quien era uno de los obreros más calificados de las empresas periodísticas, considerados los “reyes de la imprenta”.
Ellos operaban el linotipo, una máquina que mecaniza el proceso de composición de un texto para ser impreso. Este trabajador pulsaba teclas similares a las de una máquina de escribir y, con ello, seleccionaba un carácter tipográfico determinado.
Otro oficio que quedó en el olvido es el de la telefonista, una mujer que tenía un carisma especial para servir a la sociedad de antaño. Siempre con voz amable, estas damas ponían la alegría a las comunicaciones de las personas con sus seres queridos radicados en el interior o el extranjero.
El cartero es otra ocupación que está en franco proceso de extinción, en estos tiempos de internet y de smartphones. Durante muchos años fueron personajes claves para una sociedad que no paraba de crecer. La llegada de uno de estos trabajadores a la casa familiar era motivo de alegrías o tristezas.
En el archivo periodístico del diario oficial El Peruano se albergan además imágenes antiguas del tradicional trabajador ferroviario, protagonista estelar del desarrollo de nuestro país por muchas décadas, cuando Lima era una ciudad en ebullición que durante las primeras décadas del siglo XX.
Y también está el heladero, personaje aún reclamado por la sociedad, sobre todo en el verano, cuando llega cargado de refrescantes productos que ayudan a superar el calor.