El presidente ruso, Vladimir Putin, suscribió este martes con los nuevos dirigentes prorrusos de Crimea un acuerdo bilateral sobre la incorporación de esta península del sur de Ucrania a Rusia.
“En el corazón y en la conciencia de la gente, Crimea era y sigue siendo una parte integrante de Rusia”, dijo Putin ante el parlamento y los gobernadores rusos dos días después de un referéndum en la península del sur de Ucrania que aprobó por abrumadora mayoría su adhesión a Rusia.
La firma se realizó al finalizar el discurso del presidente en el Kremlin ante los representantes de las dos cámaras del Parlamento, los gobernadores y los miembros del gobierno ruso, marcado por el patriotismo y el antioccidentalismo.
“Abandonar Crimea y sus habitantes en la desdicha habría sido simplemente un acto de traición”, estimó Putin. Asimismo, el presidente ruso indicó que los occidentales cruzaron “la línea roja” en la crisis ucraniana.
Aunque el documento entró inmediatamente en vigor, los parlamentarios rusos deberán ratificar una ley que la incluye en la Federación de Rusia a dos nuevas entidades, Crimea y la ciudad de Sebastopol, que goza de un estatus particular. La fecha de esta ratificación, una simple formalidad, no fue anunciada.
Las autoridades locales anunciaron estas medidas amparadas por el rotundo éxito del referéndum del domingo.
En él, y a pesar de la polarización en las posiciones, casi el 97% de los crimeos votaron por volver a ser Rusia y dejar de estar bajo poder de Kiev, donde gobierna un ejecutivo proeuropeo desde la destitución del presidente prorruso Viktor Yanukovich el 22 de febrero.
Por otro lado, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, condenó este martes las acciones de Rusia en Crimea, a lo cual calificó de “confiscación de territorio”, y amenazó a Moscú con nuevas sanciones.
“El aislamiento político y económico de Rusia sólo puede aumentar si continúa por este camino y verá, de hecho, nuevas sanciones de parte de Estados Unidos y de la UE”, agregó Biden, en una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro polaco, Donald Tusk.