Más de un millón de habitantes de Crimea, al sur de Ucrania, deben decidir hoy entre unirse a la Federación Rusa o a seguir en Ucrania con mayor autonomía, en medio de un contingente de las fuerzas rusas y milicias prorrusas que ha tomado control de la región.
Los colegios electorales cerrarán a las 20h00 (18H00 GMT) y los resultados definitivos se anunciarán el lunes por la mañana, así lo indicó el presidente de la comisión electoral.
Según los pronósticos el resultado será favorable a la anexión, ya que la población rusófona y favorable a la anexión suma alcanza alrededor del 70%, frente a un 37% que es minoría ucraniana y tártara que pidió boicotear el referéndum.
El clima político se encuentra tan polarizado que incluso horas antes de iniciar la jornada, Rusia anunció el veto al borrador de la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que declaraba que el referéndum “no puede tener validez” y exhortaba a los Estados y organizaciones internacionales a no reconocerlo.
Es así que el embajador de Moscú ante la ONU, Vitali Churkin, votó en la sesión especial del poderoso gremio en contra de la propuesta estadounidense, bloqueándola pese a contar con los votos a favor de 13 de los 15 Estados.
Por su lado, el gobierno ucraniano no ha cesado de repetir que se trata de un referéndum “ilegal” y “anticonstitucional”, pero no tiene medios para oponerse a él.
Tras la destitución del presidente prorruso Viktor Yanukovich el 22 de febrero y la llegada a Kiev de un nuevo gobierno prooccidental, civiles prorrusos junto a militares rusos tomaron control de la región de Crimea.
Los países occidentales calificaron este acto como “ilegítimo”, entre ellos estuvo el secretario de Estado norteamericano, John Kerry. Además, advirtieron que el resultado no será reconocido a nivel internacional y que la Unión Europea y Estados Unidos están dispuestos a sancionar a Rusia.
Esta crisis reavivó el espíritu separatista en las zonas rusófonas e industriales del este de Ucrania.
Crimea fue históricamente parte de Rusia hasta que la Unión Soviética le cedió a Ucrania en 1954, por decisión de Nikita Jrushchow. Sin embargo, Moscú mantuvo en el puerto crimeo a Sebastopol la base de su flota en el Mar Negro.