Cerca de 1,5 millones de usuarios ya pusieron a prueba este juego, que cada mes suma 100.000 nuevos adeptos, según la empresa NeskinSoft, creadora de la aplicación.
El principio de la “democracia a la rusa” es sencillo: hay que juntar tres elementos idénticos para convertirlos en otro más valioso, como en el “puzzle-game” estadounidense Tripple Town.
Tres billetes verdes se transforman en una oveja, tres ovejas en un elector, tres electores en un circuito electoral; y el jugador seguirá ampliando de ese modo su influencia hasta llegar a la cima del poder.
La ironía no le quita seriedad a este pasatiempo.
“¡Esperen, empecemos a rellenar las urnas!”, “¡La participación es del 146%!”, anuncian figuras muy parecidas a importantes políticos rusos.
Un coronel del KGB
Para realizar sus ambiciones, el jugador tiene que desviar fondos presupuestarios, violar la Constitución, sobornar a un diputado. Algunos elementos, como el “jurista preso” (una alusión al abogado opositor Alexei Navalny), pueden ser buenas cartas contra militantes oficialistas o, inclusive, contra “un coronel del KGB” (como lo fue el propio Putin).
La “democracia” estará por fin construida cuando ya no queden casilleros libres en la pantalla.
El icono de “Demokratia” es un oso símbolo nacional y del partido de Putin sobre fondo azul, blanco y rojo los colores de la bandera rusa, que carga por encima del hombro un gran saco repleto (¿de papeletas de voto? ¿de dinero?).
El creador de “Demokratia”, Valentin Merzlikin, admite ser partidario de Navalny, quien se dio a conocer denunciando en su blog presuntas corruptelas de la elite del poder.
Merzlikin, un programador moscovita de 37 años, dijo por teléfono a la AFP que se había mudado a Bielorrusia, un país que dista de ser un modelo de democracia.
También explica, sin que se pueda medir su grado de ironía, que quiso “lanzar un videojuego que divierta a los opositores rusos”, confrontados desde hace dos años a un acoso policial y judicial.
“Demokratia” fue lanzado el 10 de diciembre de 2011, coincidentemente con una manifestación para denunciar fraudes en las elecciones legislativas de ese mes. La protesta dio pie a una ola de contestación que sacudiría al país hasta el regreso de Putin al poder, en mayo de 2012.
De la realidad al juego había sólo un paso: “En la primera semana se registraron 100.000 entradas”, recuerda el creador del videojuego.
Pussy Riot
“Demokratia” ha tenido ya una veintena de reediciones, en las que fue incorporando nuevas figuras, como las jóvenes integrantes del grupo musical contestatario Pussy Riot y la cantante estadounidense Madonna, que las ha defendido cuando tres de ellas fueron detenidas.
La carrera por el poder que propone el juego no culmina forzosamente en Putin. La ambición puede ser multifacética y abarcar dominios espirituales.
Así “tres Putin” dan “un zar” y “tres zares” pueden dar “un Mahatma Gandhi”, “un Jesús” o incluso convertirse en iconos de la historia rusa, como el poeta Alexandre Pushkin o el cosmonauta Yuri Gagarin…
“Demokratia” es uno de los pocos videojuegos de diseño local y contenido político que ha alcanzado semejante éxito en Rusia.
“Es muy popular porque es a la vez provocador y sin propaganda”, sostiene un analista de la empresa Hungry Shark.
– Videojuegos de poder –
En Rusia, los videojuegos son un fenómeno de masa, “actualmente más importantes que el cine o la literatura”, según el bloguero Dimitri Goblin Puchkov. De hecho, nueve de cada diez internautas afirman ser adeptos regulares de esos entretenimientos.
El poder, consciente de lo que se juega en ello, intenta contraatacar.
Parte de esa estrategia fue el lanzamiento con mucho respaldo de la prensa oficial de “Snowdev Run”, un videojuego en el cual un agente del KGB salva a Moscú de una invasión de zombis.
La temática “valoriza a Vladimir Putin, pero no ha tenido éxito”, según el portal newsland.ru.
Algunos usuarios cuestionan los efectos pedagógicos de “Demokratia”.
“Independientemente de lo que uno piense de Putin, se trata de un juego amoral y cínico”, sostiene Evgueni Frolov en MacRadar.
Dos redes sociales muy populares en Rusia, Odnoklassniki y Mail.ru, rechazaron la inclusión de “Demokratia” entre sus aplicaciones disponibles, recuerda el propio Merzlikin.