Los menores de edad que padezcan una enfermedad incurable en Bélgica podrán, al igual que los adultos, optar por la eutanasia, pese a la oposición de algunos pediatras y de la jerarquía católica.
Bélgica amplió este jueves a los menores de edad la ley que autoriza la eutanasia, vigente desde 2002, convirtiéndose así en el segundo país del mundo en hacerlo, después de Holanda.
En este último país, los legisladores previeron una edad mínima de 12 años para poder solicitar la eutanasia, pero los parlamentarios belgas, que aprobaron definitivamente el proyecto de ley este jueves, prefirieron la noción de “capacidad de discernir” del menor.
La ley, votada en diciembre por el Senado, fue aprobada este jueves por los diputados por una mayoría de 86 votos a favor, 44 en contra y 12 abstenciones. Entrará en vigor en las próximas semanas.
Este proyecto de ley fue impulsado por el senador socialista Philippe Mahoux, autor de la ley que autorizó la eutanasia para adultos. El senador explicó que quiso responder a pediatras y enfermeras que enfrentan “el sufrimiento insoportable” de los niños “que no se puede aliviar” y al que sólo pueden responder de manera ilegal.
Los senadores convocaron a médicos, especialistas, juristas y asociaciones para escuchar sus argumentos. Tras estas reuniones, quitaron del proyecto el sufrimiento “psíquico” insoportable, que, en el caso de los adultos, sí abre la vía a la eutanasia.
Según un sondeo difundido en octubre, el 73% de los belgas está a favor de extender el derecho a la eutanasia a los menores.
La Iglesia católica belga, tras reafirmar su oposición a la eutanasia, junto con representantes musulmanes y judíos, organizó a principios de mes unas “jornadas de ayuno y oración” para “despertar las conciencias”.
“Si se le hace la eutanasia a un niño, ¿qué mensaje se estará enviando a los demás niños enfermos? Les estamos diciendo que su vida ya no tiene valor, que son un peso para la sociedad o para su familia y que tienen que morirse”, declaró una opositora que participó en la única manifestación de quienes se opusieron al proyecto, que reunió a unas 300 personas en Bruselas.
“No se trata de imponer la eutanasia a nadie, a ningún niño, a ninguna familia, sino de permitir que el niño tenga la posibilidad de no eternizarse en el sufrimiento”, declaró la diputada socialista Karine Lalieux el miércoles, durante el último debate parlamentario al respecto.
También el miércoles, unos 160 pediatras habían pedido a los legisladores que pospusieran el voto, por considerarlo mal preparado e innecesario. “Hoy en día, el dolor se puede aliviar, ha habido grandes progresos en los cuidados paliativos”, afirmó Nadine Francotte, una oncóloga de la ciudad de Lieja que firmó esta petición.
Los partidarios del texto subrayan las “condiciones estrictas” para que se acepte la eutanasia.
Así, el proyecto de ley prevé que un menor pueda pedir la eutanasia si es “capaz de discernir, tiene una enfermedad incurable y un sufrimiento físico imposible de suavizar” y se encuentra en fase terminal. Para ello deberá recibir el diagnóstico de un equipo médico, así como el acuerdo de los padres.
Según el testimonio de médicos y enfermeras, que afirman que ya se inocularon sustancias de manera ilegal a menores cuyo sufrimiento era “insoportable”, esta ley tendrá un alcance limitado a unos diez casos por año.
En 2012, Bélgica registró 1.432 eutanasias, el 2% de los fallecimientos.
En Holanda, primer país en legalizar la eutanasia activa, con la administración de un medicamento, así como el suicidio asistido en 2001, la ley permite a los menores a partir de los 12 años reclamar el fin de vida si el médico tiene la convicción de que no existe otra solución razonable para el paciente y el sufrimiento “es insoportable y no tiene perspectivas de mejora”.