“Lo que es vulgar hoy en día es dejarse estafar pagando 10 reales por una cerveza (4 dólares) en un bar”, afirma a la AFP el video-jockey de 28 años Guigga Tomaz sobre el origen de este movimiento, nacido en medio del calor sofocante de este verano austral con temperaturas que superan los 40 grados Celsius.
La dinámica es simple y recuerda la tradición española del “botellón”: a través de redes sociales un grupo de amigos se cita en una plaza o en la playa. Cada uno lleva bebidas y comida en su hielera.
Último fenómeno de moda en Rio, el ‘isoporzinho’ (pequeña hielera de isopor o poliestireno, ndlr) integra un movimiento más vasto que llama a boicotear la sostenida alza de precios bajo el efecto de la inflación y la proximidad de la Copa del Mundo, del 12 de junio al 13 de julio, así como de los Juegos Olímpicos de 2016.
Lanzado a mediados de enero en una página de Facebook, este movimiento, bautizado como “Rio $urreal”, un juego de palabras que combina surrealismo y real, la moneda nacional, ya tiene más de 180.000 adherentes.
El $urreal reemplaza al real
“Si tú crees que la nueva moneda de Rio es el $urreal, entonces adhiere a la campaña ‘No pagues un precio surreal’”, anuncia la página.
Dos falsos billetes con la efigie de Salvador Dalí, el maestro español del surrealismo, ilustran el sitio.
“Sabemos que este sentimiento sobre abuso de precios es general. Si no hay una reacción fuerte de la sociedad la tendencia será empeorar”, afirma Daniela Name, fundadora del sitio.
Como todo aumento sobre la inflación (5,9% en 2013), no hay un día en que los internautas no denuncien toda clase de abusos: un jarro de jugo de piña a 56 reales (unos 24 dólares) en un restaurante del turístico barrio de Santa Teresa o un sándwich a 99 reales (40 dólares) en Leblon.
“Cuando volví de vacaciones la cerveza había pasado en dos semanas de 7,5 reales a 9 (USD 3,7) en el bar que frecuento. Lo encontré absurdo y publiqué en Facebook que iba a comenzar a utilizar una hielera”, contó Guigga Tomaz.
El movimiento ‘isoporzinho’ está expandiéndose a otras grandes ciudades como Sao Paulo, Brasilia o Manaos.
En una primera cita “hielera” en Rio el 23 de enero, “80 personas vinieron, la mayoría desconocidos. Las hemos repetido y ahora ya somos más de 200 los fines de semana”, añadió Tomaz.
Un acto político
Con un salario medio de unos 800 dólares y contratos de alquiler que pueden aumentar hasta 40% al renovarse, un viento de rebelión sopla junto a estas hieleras.
“Este es un acto político; todo es muy caro, Rio es una ciudad cara manejada en función de los que tienen dinero”, critica Guigga.
Déborah Turturro organizó un ‘isoporzinho’ en la playa de Copacabana. “Esta cerveza cuesta 1,89 reales en el supermercado. En un bar, en cambio, piden 6, 7 u 8 reales”, señala.
“Gracias a estos encuentros habrá menos clientes, menos demanda y los precios automáticamente van a caer”, estima.
Algunos bares de Rio ya han bajado el precio de la cerveza en 15%.
Para otros bares como Casa Brasil, en la plaza Sao Salvador, donde la cerveza está a cinco reales, el ‘isoporzinho’ “no cambia gran cosa, porque tenemos a nuestros clientes habituales”, afirma el gerente.
Desde el inicio de este movimiento, dice Guigga, “nunca más” volvió a un bar.
“Estamos mejor acá afuera. Se puede circular e interactuar. No estamos limitados a estar detrás de una mesa que separa a la gente”, comentó.