“Ha sido el mismo Obispo de San Felipe, Cristián Contreras Molina, quien ha expresado el deseo de que la Santa Sede investigara la veracidad de las denuncias que le imputan presuntos delitos graves contra la moral y el cumplimiento de sus obligaciones ministeriales”, indicó el comunicado del obispado de San Felipe, difundido por la Conferencia Episcopal de Chile.
Contreras calificó las denuncias de “completamente infundadas”, y asegura que es víctima de una venganza de sus pares.
“A mí me están pasando la cuenta porque no me ha temblado la mano en instruir procesos en contra de sacerdotes que realmente han abusado y que han sido condenados”, señaló el obipso a la radio local Aconcagua.
El caso fue conocido por una investigación del medio electrónico Ciper (Centro de Investigación Periodística) que reveló como el Arzobispado recibió denuncias de tres sacerdotes sobre supuestos abusos cometidos por Contreras, uno de los casos contra un joven de 15 años.
La Congregación para la Doctrina de la Fe, instancia del Vaticano encargada de ver este tipo de casos, envió a dos emisarios mexicanos a Chile para investigar estas y posiblemente otras denuncias de otros casos, de acuerdo al Ciper.
Según el Obispado de San Felipe, todas las personas que han sido parte de la investigación deben “guardar sigilo acerca de ellas, de los procedimientos y detalles de la misma, hasta que ésta concluya con una decisión formal”.
La investigación también alcanza al sacerdote chileno Mariano Labarca, exsuperior a nivel mundial de la orden de los Mercedarios de la cual también es parte Contreras y a quien el Vaticano ordenó dejar sus funciones como párroco de la Iglesia de San Pedro Nolasco en Bogotá (Colombia) en mayo de 2013, debido a denuncias en su contra por abusos.
Actualmente, Labarca está recluido en un convento en el sur de Santiago, informó su Congregación.
En octubre de 2012, la Iglesia católica fue estremecida por la renuncia del obispo de Iquique, Marco Antonio Órdenes Fernández, de 47 años, sospechoso de cometer abusos sexuales contra un adolescente, y quien se convirtió en el primer clérigo chileno de tal jerarquía en ser investigado por el Vaticano.
La Iglesia chilena enfrenta una veintena de casos de sacerdotes acusados por abuso sexual a menores, la mitad de ellos condenados por la justicia ordinaria y el resto sometido a la justicia eclesial, y ha pedido perdón público por estos hechos.