“Servirían como carpinteros, albañiles, cocineros, guardias de seguridad, vigilantes de discotecas, barrenderos, recolectores de basura o empleados domésticos”, señalaba el anuncio que iba acompañado de una foto de dos niños negros.
La propuesta planteaba venderlos a un real, unos 45 centavos de dólar.
En pocas horas unos 1.700 internautas brasileños publicaron sus mensajes de indignación, aunque había unos pocos que decían “yo compro”.
La secretaría brasileña para la igualdad racial exigió que el sitio de venta MercadoLibre le entregue información sobre el autor del mensaje para iniciar acciones legales en su contra.
“Incitar a la discriminación o prejuicio racial, de color, etnia o religión” arriesga una pena de entre dos y cinco años de prisión y una multa, señaló el defensor de derechos de este organismo oficial, Carlos Alberto Silva Junior, denunciando “una ofensa a toda la sociedad”.
El funcionario subrayó que los sitios de internet deben asumir su parte de responsabilidad e instalar filtros para bloquear contenidos racistas.
El servicio de prensa de MercadoLibre, la mayor comunidad de compra y venta de América Latina, indicó haber entregado a la policía civil de Rio de Janeiro información sobre los datos de inscripción y de acceso del autor del mensaje, difundido el domingo.
La policía abrirá una investigación.
MercadoLibre retiró el anuncio.
Pero David Santos, que dirige Educafro, un grupo de derechos humanos que impulsa la integración educacional de los negros, dice que este anuncio puede tener un impensado efecto positivo.
Santos dijo a la AFP que “inconscientemente esta persona nos ayudó en el debate con la sociedad brasileña para hacerla tomar conciencia de que los negros tienen los mismos derechos que los blancos”.
Brasil es uno de los últimos países del mundo que abolió la esclavitud, en 1888. Más de la mitad de sus 200 millones de personas son descendientes de africanos, que lo convierten en el segundo país con mayor población negra del mundo después de Nigeria.
Los negros pertenecen en su mayoría a las clases más pobres.
Después de trece años de debate, la presidenta brasileña Dilma Rousseff promulgó en agosto de 2012 una polémica ley que reserva 50% de las vacantes en las universidades a alumnos de escuelas públicas, con prioridad a los negros, mestizos e indios.