AFP. Habitantes de los alrededores del estadio Maracaná, ubicado en Rio de Janeiro, protestaron nuevamente este jueves y bloquearon las vías del metro, tras la demolición de casas como parte de la remodelación del barrio con miras a la Copa del Mundo 2014.
Las autoridades reforzaron la seguridad en la favela de Metro, cerca del estadio Maracaná, donde un grupo de manifestantes lanzó piedras y trozos de madera sobre las vías del tren, causando retrasos en la circulación.
La Policía constató la presencia de miembros de “Black Bloc”, grupos autodenominados anarquistas que suelen sembrar violencia de forma anónima durante manifestaciones en Brasil.
El miércoles por la noche, así como en la víspera, cuando la demolición de casas comenzó, hubo enfrentamientos entre policías y vecinos.
Los manifestantes bloquearon y encendieron barricadas en la Avenida Radial Oeste, que lleva hacia el Maracaná, estadio *reformado cuyo costo asciende los 450 millones de dólares, y que recibirá la final de la Copa del Mundo, el próximo 13 de julio.
La Policía disparó balas de goma pero también se escucharon disparos de bala durante los disturbios que duraron cuatro horas, hasta la medianoche, informó el jueves el diario O Dia.
Una ONG que trabaja desde hace 14 años en la zona ha solicitado el apoyo de la Asociación de Abogados de Brasil (OAB) para hacer seguimiento de los conflictos. Según la alcaldía de Rio, 637 familias de esta favela fueron expropiadas en 2010 y llevadas a la ciudad, no muy lejos.
Pero al ver muchas viviendas vacías aún pendientes de ser demolidas, unas quince familias decidieron ocupar el lugar. Todas las casas, cuarenta en total, serán demolidas a finales de mes.
“Esta es una especulación inmobiliaria. Quieren construir un centro comercial aquí. Los brasileños, los pobres, tienen que hacer sacrificios para que todo esté listo en la Copa del Mundo. Están escondiendo la suciedad bajo la alfombra”, dijo a la AFP Eloisa Samy, abogada y activista que ofrece asesoría a los desalojados.
En junio de 2013, Brasil fue sacudida por fuertes y multitudinarias protestas, donde 1 millón de personas salió a las calles en demanda de mejoras e inversión en salud y educación, y protestando por las altas sumas gastadas en la organización de la Copa del Mundo.