Espiral de violencia en Irak dos años después de la retirada estadounidense

Desde la retirada de las fuerzas de seguridad de EE.UU. en el 2011 la violencia en Irak a incrementado en niveles nunca vistos desde 2008.

(AFP). Dos años después de que los últimos soldados estadounidenses se retiren, las fuerzas de seguridad iraquíes tienen dificultades para detener la violencia que ahora alcanza niveles nunca vistos desde 2008, cuando la presencia de EE.UU. estaba en su punto máximo.

Desde el 18 de diciembre de 2011, las fuerzas iraquíes están solas frente a grupos insurgentes enardecidos por el conflicto en la vecina Siria y por un descontento general en la mayoría sunita, que se considera marginada y en la mira de las autoridades dominadas por los chiitas.

Las fuerzas iraquíes tienen deficiencias en la formación y capacidad de inteligencia, así como de una fuerte politización. Son además acusadas en múltiples ocasiones de abusos y torturas.

Los atentados son de nuevo cotidianos en Irak, donde las bombas devastan cafés, mezquitas, mercados, bodas o entierros. Iraquíes son asesinados en las calles y las fuerzas de seguridad, así como los dirigentes, son con frecuencia objeto de ataques. Desde el inicio del año, esta violencia causó más de 6.500 muertos.

Durante años, “las fuerzas estadounidenses controlaron las operaciones o las coordinaron o participaron en ellas con las fuerzas iraquíes”, recuerda un alto mando militar del ejército iraquí a la AFP, bajo condición de anonimato.

La retirada estadounidense “nos obligó a tomar las riendas antes de poder colmar nuestras lagunas”, agregó.

Estados Unidos terminó oficialmente sus operaciones de combate en Irak en 2010, reorientando su misión hacia la formación de fuerzas iraquíes. Para el 2011 las negociaciones sobre el mantenimiento de una presencia militar estadounidense chocaron con el rechazo de Irak a otorgar a los soldados la inmunidad exigida por Estados Unidos.

Según el teniente general estadounidense jubilado, Franck Helmick, las fuerzas de seguridad iraquíes “se apoyaban en el ejército estadounidense en materia de inteligencia, lo que facilitó mantener la presión sobre las redes insurgentes”.

Para James Jeffrey, embajador de Estados Unidos entre 2010 y 2012, el principal desafío viene de la falta de formación. “Teníamos un programa muy avanzado (…) para formar sus compañías, batallones y brigadas, y ahora no lo hacen o al menos no al mismo nivel”.

“Desplegar una fuerza militar es muy complicado cuando la gente dispara (…), y para eso se necesita una formación continua y mucha habilidad. No tienen eso”, insistió un diplomático.

Según el Cente for Strategic and International Studies , “Irak no ha encontrado aún medios eficaces para reemplazar la dependencia” de la ayuda estadounidense.

Irak debe llegar a “un nivel mejor de comprensión nacional” y “avanzar hacia un gobierno más nacional”, explica a la AFP Anthony Cordesman, del CSIS. De lo contrario, “se hundirá cada vez más en una guerra civil como la de mediados de los años 2000”.

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