El gobierno mexicano, a través de la reforma del Reglamento de la Ley Federal de Juegos y Sorteos, prohibió desde ayer la instalación y operación de máquinas tragamonedas en todo el país, al tiempo que limitó la extensión del permiso para operar a los casinos ya existentes.
Y es que estos populares aparatos, en los que una persona introduce monedas para intentar obtener un premio en efectivo, están proliferando de forma alarmante en todo el país, al punto que actualmente se encuentran hasta en bodegas y tiendas de abarrotes.
La reforma también establece que el límite máximo para operar un casino será de 25 años y se elimina la posibilidad anterior de que alguien pudiera renovar su permiso por 15 años más.
Sin embargo, el punto más importante es que, a partir de ahora, los titulares de los permisos para poner en funcionamiento las máquinas tragamonedas no podrán cederlos a terceros ni asociarse con otros para sacarles provecho.
Con esta medida, se busca frenar las continuas noticias de crímenes relacionadas con estas máquinas, así como alejar a los menores de edad del hábito de los juegos de azar.