Un cerco policial resguardará ambos lados de la frontera de Perú y Bolivia. Una medida de seguridad dictada por ambos gobiernos tras el reciente ataque por parte de narcontraficantes contra erradicadores de coca, en una población boliviana. El saldo fue la muerte de cuatro uniformados y más de una veintena de heridos.
Autoridades de ambos países “han dispuesto establecer un cerco policial en ambos lados de la frontera, con el propósito de facilitar la captura de los responsables por los ataques en la localidad de Apolo”, 410 km al norte de La Paz, según nota del ministerio de Relaciones Exteriores difundida este miércoles.
La cancillería peruana indicó que “la frontera común entre Perú y Bolivia no ha sido cerrada” pese a pedido en ese sentido que habían formulado inicialmente las autoridades bolivianas para facilitar la captura de los autores del ataque del sábado contra un cuerpo policial-militar de erradicadores de coca.
Un grupo de efectivos del Ejército y la Policía (que compone la Fuerza de Tarea Conjunta) fueron emboscados el sábado pasado cuando se disponían a destruir cultivos de coca ilegales en Apolo, al norte de La Paz, zona colindante con las provincias de Moho y Huancaré del departamento peruano de Puno.
El oficial Francisco Torres tuvo que ser ingresado a una clínica de La Paz luego de recibir diversos golpes de encapuchados armados y agricultores con palos.
Torres declaró que los atacantes “utilizaron armas de fuego, nos cazaron como animales. No tenían miedo de nada”. Asimismo, el policía Félix Moreira atendido en el centro médico de El Alto aseguró que la brutalidad del ataque solo se pudo dar por personas ajenas al lugar. “Es ilógico que nos haya masacrado de esa manera”, afirmó.
El martes el presidente boliviano, Evo Morales, dijo que en el ataque contra la unidad militar-policial boliviana hubo “una planificación (de tipo) militar, para dar con cuatro hermanos bolivianos muertos y 14 heridos a bala”.
La Paz señaló que según investigaciones preliminares, el hecho habría sido responsabilidad de organizaciones de narcotraficantes que operan en la zona fronteriza y que habrían provisto armamento para el ataque.