Por: Sabrina Rodríguez
Un día como ayer, 500 años atrás, el conquistador español Vasco Núñez de Balboa divisó desde la costa de Panamá el océano más grande del mundo: el Pacífico.
Sus aguas, que bañan los más de 3.000 kilómetros de la costa peruana, son el cobijo para más de mil especies de peces y una gran variedad de aves.
Pero su valor no solo es ecológico. El ‘Mar del Sur’, como lo llamó Núñez de Balboa, también provee de alimentos a los peruanos y divisas para el país gracias a la actividad de los puertos.
‘Su importancia para el Perú es múltiple. Por ejemplo, como espacio de aprovisionamiento para la producción de alimentos’, comenta a Publimetro Dimitri Gutiérrez, director general de Investigaciones Oceanográficas del Instituto del Mar del Perú(Imarpe).
Un aspecto positivo de la pesca, dice el especialista, es la generación de divisas para el país. Un dato: las exportaciones de harina de pescado generan ingresos promedio de US$1.800 millones anuales. Gutiérrez también ve un gran potencial en su riqueza hidrobiológica: el turismo ecológico.
‘Sus zonas costeras, bahías, aves, ballenas se pueden explotar mucho más para el turismo, siempre y cuando sea bien regulado para así tener un impacto mínimo en la naturaleza’, comenta.
Sin embargo, fenómenos como el cambio climático y la acción humana alteran el equilibrio natural de este ecosistema y significan un riesgo inmenso, alerta Gutiérrez. ‘Somos un país muy vulnerable al cambio climático y eso afecta al mar con fenómenos como El Niño y La Niña. En estos casos, solo queda mitigar sus efectos y adaptarse a ellos’.
Una situación diferente sucede con la contaminación de origen humano, otra amenaza sobre el mar peruano.
‘La sobrepesca, las construcciones en la costa, la contaminación por la industria son parte de los problemas de nuestro Pacífico’, dice.
¿Lo bueno? Gutiérrez indica que el Estado ha sabido implementar ‘instrumentos de gestión’ para proteger nuestro mar. ¿Lo malo? El poco control de los gobiernos regionales y locales para salvaguardar este recurso.