Muchos hombres de mediana edad encuentran que sus cinturas se expanden y su deseo sexual decae, síntomas que un nuevo estudio publicado este miércoles atribuye a la deficiencia de una hormona, pero no la testosterona como cabría imaginar, si no a los estrógenos.
Hasta ahora se consideraba como culpable de este problema a un descenso de la testosterona, pero los investigadores afirman que un descenso en estrógenos podría ser también parte del problema.
“Este estudio establece los niveles de testosterona en que varias funciones fisiológicas comienzan a verse perjudicadas y podrían facilitar una lógica a la hora de determinar qué hombres deberían ser tratados con suplementos de testosterona”, afirma Joel Finkelstein, del Hospital General de Massachusetts, uno de los coautores del estudio aparecido en la revista New England Journal of Medicine (NEJM).
Aunque “la mayor sorpresa fue que alguno de los síntomas rutinariamente atribuidos a la deficiencia de testosterona son parcial o casi exclusivamente causados en realidad por un descenso de los estrógenos, un resultado inseparable del bajo nivel de testosterona”, afirmó Finkelstein.
Tradicionalmente, un diagnóstico del hipogodanismo masculino (un descenso de las hormonas reproductivas suficientemente drástico como para producir efectos físicos como la disminución del deseo sexual o la pérdida de masa muscular) se basaba puramente en una medida de los niveles de testosterona de los hombres en la sangre.
Estos diagnósticos se han incrementado de forma dramática en años recientes, lo que supone un incremento de hasta cinco veces más recetas de testosterona en 2000 que en 1993.
Sin embargo, la medicina tenía hasta ahora una comprensión muy limitada de los niveles exactos de testosterona requeridos para permitir al organismo mantener normalmente ciertas funciones. La producción de testosterona tiene también un impacto directo en los niveles de estrógenos en hombres, puesto que una parte de la hormona masculina es convertida en estrógenos por una enzima.
Esto hace difícil saber qué hormona se necesita y en qué cantidad, para contrarrestar los síntomas que aparecen en hombres mayores.
Para averiguar, los investigadores suprimieron toda la producción natural de las hormonas entre más de 300 sujetos masculinos, de entre 20 a 50 años. La mitad de los individuos recibieron una dosis diaria de un gel de testosterona o un placebo durante 16 semanas. A la otra mitad se le dio ese gel más un fármaco que inhibe la conversión de testosterona a estrógenos.
El resultado del estudio sugiere que la testosterona regula la masa y la fuerza muscular, mientras que los estrógenos impactan en la acumulación de la grasa en el cuerpo.
Cualquier función sexual se ve impactada por ambas hormonas: una falta de estrógenos disminuye el deseo y un bajo nivel de testosterona impide la erección.
Se necesitan más estudios, apunta Finkelstein, para confirmar si los hallazgos de este estudio controlado son precisos para las fluctuaciones de hormonas que ocurren normalmente.