El “principal promotor” del saqueo nazi de obras de arte en Europa fue el propio Adolf Hitler, que soñaba con tener su colección privada y abrir un museo, dijo el puertorriqueño Héctor Feliciano esta semana en la Feria del Libro en Lima.
Feliciano, uno de los principales investigadores de la confiscación de obras de arte por el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial (1939-45), y autor del libro “El museo desaparecido”, publicado inicialmente en inglés en 1997 y en español en 2004, expuso sobre el tema en la Feria Internacional del Libro de Lima (FIL), que este año recibe a Puerto Rico como país invitado.
“Hitler fue el principal promotor del asalto a las galerías europeas porque le interesaba el arte. Quería tener su colección privada y construir un museo de arte en Austria a la gloria de la cultura germánica”, dijo Feliciano en entrevista con la AFP.
Ex corresponsal en Europa para los diarios The Washington Post y Los Angeles Times, y actual profesor de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada por el Nobel colombiano Gabriel García Marquez, Feliciano contó sobre el saqueo sistemático de los nazis de 140.000 obras de arte de galerías europeas y coleccionistas judíos.
“Las guerras van siempre acompañadas de robos de arte, que luego aparece en otros países, pero este fue un saqueo monumental”, dijo.
Obras de Vermeer, Van Eyck, Goya, Velázquez, Rembrandt, Picasso, Cézanne, Rubens, Dalí, Van Gogh, Brueghel, Durero, Cranach, Matisse, Renoir, Manet, Monet, fueron robadas por los nazis en París y otras ciudades europeas y desperdigadas por el mundo.
“Francia se convirtió en cuatro años en el país mejor saqueado de Europa y París dejó de ser la capital mundial del arte. Los nazis robaron 203 colecciones privadas”, señaló el escritor y periodista, nacido en 1952 en Estados Unidos de padres puertorriqueños.
Según su investigación, el pillaje incluyó obras de más de 40 museos, entre lienzos, bocetos, esculturas, además de medio millón de muebles y un millón de libros y manuscritos sólo en Francia, sin incluir Holanda y Bélgica.
Casi por casualidad
Feliciano explicó que su labor de investigación se inició casi por casualidad cuando en los años 1980 era corresponsal cultural de The Washington Post en París.
“Estaba haciendo una nota sobre una exposición, y al acabar la entrevista con el galerista me comentó su extrañeza por que nadie hablara del expolio de obras de arte que sufrió Francia durante la ocupación. La historia me intrigó tanto que me puse a investigar, y el resultado fue ‘El museo desaparecido’”, contó.
Durante ocho años siguió la pista del arte que los nazis sustrajeron de Francia, Holanda y de otros países europeos, y finalmente publicó en 1997 “The Lost Museum: The Nazi Conspiracy to Steal the World’s Greatest Works of Art” (El museo perdido: La conspiración nazi para robar las obras de arte más grandes del mundo).
En 2001 fue editado en francés y en alemán, y en 2004, en español y otros idiomas.
El trabajo, que incluye un listado de unas 65.000 obras, el nombre de sus propietarios y ubicación, provocó un terremoto entre los directores de museos.
Al terminar la guerra, miles de piezas engrosaron colecciones de museos de Estados Unidos y Francia, pero también de coleccionistas privados, que tuvieron que devolverlas a sus legítimos dueños.
“Los directores de museos me miraban mal, yo no era de su agrado”, contó Feliciano dejando escapar una sonrisa, pero “para los propietarios soy muy querido”, agregó.
Tras la aparición del libro, los legítimos dueños de las obras de arte recuperaron unas 26.000 piezas robadas en Francia, y centenares de despojados iniciaron sus reclamaciones en Francia, Suiza, Austria, Reino Unido, Holanda y Estados Unidos.