Bogotá cuenta con la primera gasolinera ecológica

Fuentes de energía no renovable, reciclaje y agricultura urbana conviven sin conflicto alguno en una estación de venta de combustible en Bogotá, una propuesta innovadora que se abre paso entre el cemento y la contaminación y que sirve como ejemplo para la defensa y protección del medioambiente.

Hace ocho años, el ingeniero Juan Carlos Machado, administrador del Grupo Magra, rompió los paradigmas con la primera gasolinera ambiental en Colombia, que con prácticas amigables con la naturaleza, como el reciclaje y la siembra de vegetales, algunas frutas, hierbas e, incluso, café, demostró que se pueden crear “pulmones” para ayudar al planeta.

La estación de servicio mostraba otra cara en 1999, cuando Machado y su familia invirtieron sus ahorros en ella, a pesar de que las autoridades de la ciudad cuestionaron su funcionamiento por ser nocivo para el medioambiente, una historia que cambió cuando el agua y el reciclaje tomaron protagonismo.

Ahora, arropada por amplios jardines verdes, con un ahorro de 87 metros cúbicos de agua y el tratamiento de nueve toneladas de desechos orgánicos al mes se han vuelto en un ejemplo para la comunidad que los ha visitado masivamente durante los últimos cinco años, atraída por la idea de la agricultura urbana.

En declaraciones a Efe, Machado no vacila en asegurar que “la agricultura urbana no se ha valorado bien, a pesar de que en la historia ha sido determinante, en las guerras y posguerras para sobrevivir”, razón por la que decidió integrarla a su negocio para dejar de aportar basura a los vertederos mientras produce plantas y alimentos.

Un invernadero ubicado en una pequeña azotea en la que antes solo había lugar para llantas y baterías viejas y una sencilla planta de digestión son el engranaje que ha permitido que el negocio no dependa de los servicios públicos de la ciudad, pues la mayor parte del agua, el gas y la energía que se utiliza provienen de fuentes renovables.

Todos los desechos orgánicos que deja el restaurante de la estación se traducen en fertilizantes líquidos y sólidos, cuya producción llegó en 2012 a 10 toneladas, y en gas, que es reutilizado en la cocina, como también se hace con el agua que cae cada vez que llueve para hacer el aseo del lugar y regar las plantas.

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