El papa argentino Francisco inició su revolución pacífica con la limpieza del controvertido banco del Vaticano, cuyos mayores dirigentes se vieron obligados a renunciar por un escándalo de corrupción y sospechas de blanqueo.
El director general de la mayor entidad financiera del Vaticano, el Instituto para las Obras de Religión (IOR), Paolo Cipriani, y su vicedirector, Massimo Tulli, presentaron el lunes por la noche su dimisión tres días después de la detención por fraude y corrupción del Administrador de Patrimonio de la Santa Sede, monseñor Nunzio Scarano , mejor conocido como “monseñor 500” por cargar siempre billetes de ese elevado valor en euro.
Las funciones de los dos dirigentes del banco de la Santa Sede serán asumidas interinamente por el presidente del IOR, el noble alemán Ernst von Freyberg, nombrado en febrero por el Benedicto XVI pocos días antes de su renuncia, precisó el Vaticano en un comunicado.
La renuncia de los dos dirigentes del IOR resultó inevitable después de que aparecieran publicadas por la prensa interceptaciones telefónicas con Scarano, quien estaba organizando la introducción ilegal en Italia de 20 millones de euros depositados en un banco suizo procedentes de un fraude fiscal, según las acusaciones de la fiscalía italiana.
Desde el 2010, la Guardia de Finanzas, la policía tributaria, y la fiscalía de Roma investigan el IOR por estar involucrado en operaciones oscuras de blanqueo de dinero y corrupción.
Unas seis investigaciones judiciales han sido abiertas en los últimos años por la justicia italiana contra el banco del Vaticano por irregularidades y transacciones sospechosas, según el informe anual de la Autoridad de Información Financiera divulgado en mayo.