La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, anunció el lunes pasado que convocaría a un pebliscito que diera inicio a una reforma política integral , como respuesta a las multitudinarias marchas que sufre su país hace dos semanas.
Sin embargo, ayer la propuesta parecía desmoronarse. Marcus Vinicius Coelho, presidente de la Orden de Abogados de Brasil, dijo que Rousseff estaba ‘evaluando’ desistir de su ofrecimiento, pues consideraba que este mecanismo solo ‘atrasaría’ más las reformas políticas necesarias.
Vinicius, quien declaró luego de reunirse con la presidenta, reveló que presentó a Rousseff ‘otras alternativas’ para lograr la reforma política, sin necesidad de alterar la Constitución Federal de Brasil.
Horas más tarde, el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, dijo que si bien el gobierno sí evalúa otras alternativas, no iba a renunciar a una consulta pública. ‘La reforma política se dará’ y ‘no hay cómo hacerla sin la participación de la sociedad, esa es la condición’, dijo Cardozo.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Diputados, Henrique Eduardo Alves, se declaró totalmente en contra de una Asamblea Constituyente, pues pone en riesgo las instituciones del país.