El chavista Nicolás Maduro y el opositor Henrique Capriles cierran este jueves ante multitudes una agria y veloz campaña presidencial para elegir el domingo en Venezuela al sucesor de Hugo Chávez, justo cuando se conmemora el undécimo aniversario del golpe de Estado contra el líder.
Vestido de blanco, con la bandera tricolor de Venezuela atada al cuello, Maduro, un ex chofer de bus de 50 años, es ovacionado en Caracas por un marea roja el color del chavismo, antes de iniciar su discurso en el que según anunció estará acompañado del exfutbolista argentino Diego Armando Maradona, amigo cercano de Chávez.
“Aquí estoy soy el hijo de Chávez, soy un hombre del pueblo, estoy listo para ser presidente (…) los que quieran patria y los que quieran futuro vengan con Nicolás Maduro”, dijo temprano este jueves el oficialista, designado candidato por Chávez antes de morir, en un mitin en Zulia (noroeste), antes de cerrar su campaña en Caracas.
Capriles, abogado de 40 años y gobernador del estado Miranda (norte), quien compite por segunda vez por la presidencia tras perder por 11 puntos ante Chávez en octubre, cierra su campaña en Barquisimeto, estado Lara (noroeste), también con una masiva afluencia de seguidores.
“El país necesita un cambio, ya esto no da para más. Yo no voy a eliminar nada que signifique un beneficio para nuestro pueblo, lo que si voy a eliminar es la corrupción de este grupito de enchufados (oportunistas). No soy la oposición, soy la solución”, dijo poco antes frente a miles de seguidores el candidato unitario de la oposición en Apure (oeste), antes de partir hacia Barquisimeto.
Capitalizando la herencia electoral de Chávez y con la nostalgia en carne viva de los chavistas, Maduro va a los comicios con una ventaja de 10 a 20 puntos porcentuales sobre Capriles.
Según la última encuesta de Datanálisis, realizada entre del 1 al 5 de abril y difundida por el banco Crédit Suisse en su boletín para sus clientes, esa brecha se redujo a 9,7 puntos. La publicación de encuestas está prohibida esta semana en Venezuela.
“Es obvio que la candidatura de Maduro es más débil que en el arranque…, pero no es suficientemente débil aún”, escribió este jueves en su cuenta de Twitter el presidente de Datanálisis, Luis Vicente León.
Continuidad o cambio La atípica campaña electoral, que abrió fuegos apenas murió el presidente el 5 de marzo y que oficialmente se inició hace diez días, no dejó dudas de que la figura del líder y todo lo que representa serán decisivos para el domingo: Los venezolanos votarán por la continuidad o el cambio del régimen socialista que encabezó Chávez por 14 años.
“Nuestro gigante nos dejó un legado, estamos tristes porque murió, es irreparable, pero vamos a votar por su hijo”, dijo Flor Palacios, un ama de casa de 55 años que acudió al acto de cierre en Caracas con un vestido rojo empapelado con boletas de sufragios y broches con los rostros de Chávez y Maduro.
A 250 km, en Barquisimeto, mientras esperaba la llegada de Capriles entre la multitud, Marco Galindo afirmó que llegó la hora del cambio: “Es la hora, el tiempo de dios es perfecto y nos dio otra oportunidad, Capriles ahora está mucho más preparado y podrá vencer a Maduro, tiene más calle (experiencia)”, dijo el estudiante de ingeniería de 25 años.
En momentos en que se cierra la campaña, la conmemoración del golpe de Estado que alejó del poder a Chávez por 48 horas, ha sido aprovechada por Maduro para acusar a su adversario de pertenecer al mismo grupo de “golpistas”. “¡No volverán!”, gritan sus seguidores en los mítines.
Durante la contienda y este jueves desde temprano, los medios de comunicación oficiales han pasado las imágenes de los hechos ocurridos del 11 al 13 de abril de 2002, cuando el entonces líder empresarial Pedro Carmona se hizo brevemente con la presidencia, hasta que militares leales y una gran movilización popular reinstalaron a Chávez en el poder.
Campaña de símbolos Conscientes de los problemas de inseguridad, escasez e inflación que agobian a los venezolanos, los candidatos prometieron aumentos salariales de alrededor del 40% y atacar la criminalidad.
“Quiero curar al tema de la inseguridad, porque yo la viví en los barrios. Y hacer crecer la economía”, dijo Maduro este jueves en una entrevista televisada.
Pero la campaña, en la que se han cruzado denuncias de complot por parte del chavismo y temores de fraude electoral por parte de la oposición, ha estado marcada principalmente por la exaltación de los símbolos.
En el arranque oficial de la campaña, Maduro, quien llega a los mítines conduciendo un autobús, narró en la casa natal del presidente que estaba orando cuando se le apareció Chávez en forma de pajarito y silbó como dándole la bendición.
Aunque la imagen fue motivo de burla de Capriles y la oposición, Maduro, como aprendió de su mentor, revirtió la mofa y llega a los actos silbando como un pájaro y hasta llevando un sombrero de paja como nido de un ave. En Zulia abrió el acto cantando y silbando.
Autoproclamándose “hijo” y “apóstol” de Chávez, Maduro espera un triunfo emocional y ha cerrado cada concentración con el video del último discurso del presidente cuando pidió el voto para su delfín.
Capriles, quien se presenta como un joven moderado, ha evitado mencionar a Chávez, pero enfiló en la campaña las baterías contra su rival, a quien llama “Nicolás”, “mentira fresca” y “enchufado” (favorecido).
Con hasta cinco mitines al día, los candidatos dicen estar dejando la piel de cara a estas elecciones.