Por Marcos Chumpitaz
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El sol convirtió a Bill McElligott en el hombre de dos caras. Este estadounidense de 69 años, natural de Chicago y chofer de un camión repartidor de leche, es la cara visible del destructivo poder de los rayos solares.
Su lado izquierdo, aquel que expuso por más de veinte años a la ventana que daba al sol, se ve arrugado y lleno de grietas, mientras que su lado derecho luce veinte años más joven. Este inusual caso de fotoenvejecimiento salió a la luz el año pasado en la revista The New England Journal of Medicine y hoy se ha convertido en un poderoso argumento para que usemos bloqueador todos los días. Y bastante.
La culpa es de los rayos UVA
Según los expertos, el daño en el rostro de McElligott fue provocado por los rayos ultravioleta de tipo A (UVA), capaces de penetrar el vidrio de los autos y envejecer rápidamente la piel, a diferencia de los rayos UVB que causan quemaduras. Y no es para menos. McElligott manejó su camión nueve horas diarias por 28 años.