Una japonesa, hija de un vendedor de kimonos, ha sido reconocida a sus 114 años como la mujer más anciana de la humanidad, un título que del lado de los hombres también está en manos de un japonés.
“Estoy contenta. Me siento bien”, explicó este miércoles Misao Okawa, sentada en una silla de ruedas, en una conferencia de prensa televisada. En una mano lucía el certificado ofrecido por el Libro Guinness de los Récord, de referencia en la materia.
Residente en la ciudad de Osaka (oeste), Okawa nació el 5 de marzo de 1898 en el seno de una familia vendedora de ropa tradicional japonesa.
Se casó en 1919 y tuvo tres hijos, de los cuales dos siguen vivos y son nonagenarios, según la prensa local. La señora tiene también cuatro nietos y seis bisnietos.
Con una vida a caballo entre dos milenios y tres siglos, conoció cuatro emperadores japoneses, y nunca sufrió una enfermedad grave, aunque se rompió una pierna cuando tenía 102 años.
Del lado de los hombres, el más anciano del mundo es también japonés. Se llama Jiroemon Kimura, tiene 115 años y vive en la antigua capital imperial, Kyoto (oeste). Nació el 19 de abril de 1897 y es el ser humano más viejo del mundo.