Es un callejón sin salida. Después de que más de 47 millones de italianos acudieran a las urnas el domingo y el lunes, ningún partido obtuvo mayoría en ambas cámaras legislativas como para poder decir que ha ganado las elecciones.
La única solución posible es una gran coalición entre el centroizquierdista Partido Democrático (PD) de Pier Luigi Bersani y el partido de centroderecha del ex primer ministro, Silvio Berlusconi; o quizá una coalición entre Bersani y el cómico Beppe Grillo y su Movimiento de las 5 Estrellas. Si nadie logra una alianza, los italianos podrían volver a las urnas. Italia hoy es ingobernable y las consecuencias sobre la estabilidad de los mercados de Europa pueden ser catastróficas.
Dicho esto, el mundo se está preguntando dos cosas: en primer lugar, ¿cómo Berlusconi ha podido revivir políticamente luego de su desastrosa última gestión?, y en segundo lugar, ¿cómo es posible que uno de cada cuatro italianos haya votado por el partido del comediante Grillo, que ha sido formado hace tan solo tres años?
Explicación para Berlusconi: Volvió a proponer la reducción de impuestos y hacer a Italia más independiente de la Unión Europea. Además, no hay nadie como él en el manejo de una campaña electoral televisiva. Explicación para Grillo: Su mensaje antisistema a través de la web fue fundamental. Supo manejar la ira italiana por las medidas de austeridad.