El Oscar a Argo, sobre la crisis de los rehenes en Irán, recordó en Paraguay un caso ocurrido en Asunción en 1980, cuando guerrilleros argentinos se hicieron pasar por productores de un documental sobre Julio Iglesias en un complot para asesinar al ex dictador nicaragüense Anastasio Somoza.
Las repercusiones de la 85a gala de los Oscar, transmitida en directo por la televisión abierta, continuaban el martes en la prensa, centradas en especial en el trofeo de Mejor película para “Argo”.
El film dirigido por Ben Affleck narra la historia verídica de cómo la CIA, con la ayuda de Hollywood, rescató a seis diplomáticos tras la toma de rehenes de 1979 en la embajada de Estados Unidos en Teherán, presentándolos como un equipo de cine canadiense en busca de localizaciones para una película de ciencia ficción.
La cinta, inspirada en el agente de la CIA que lideró la operación y en un reportaje de la revista Wired, que reveló la historia tras ser desclasificada por la agencia de inteligencia, trajo a la memoria de especialistas e historiadores paraguayos un caso similar de gran impacto internacional, sucedido en 1980.
Hace 32 años, supuestos miembros de un equipo de filmación argentino llegaron a Asunción con miras a rodar escenas para un film que recrearía la vida el cantante español Julio Iglesias, pero tras burlar a la policía política del dictador Alfredo Stroessner (1954-89), planearon y ejecutaron el asesinato de Somoza, entonces exiliado en la capital paraguaya.
Los presuntos productores y actores, cuatro hombres y tres mujeres, pertenecían al grupo guerrillero argentino Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), liderados por el ya fallecido Enrique Gorriarán Merlo.
“Se hicieron pasar por productores y actores de una película que supuestamente iba a girar en torno al cantante español Julio Iglesias, uno de los más famosos de la época, que había grabado tres canciones paraguayas”, contó a la AFP el crítico de Espectáculos José Luis De Tone.
El grupo de guerrilleros mató a Somoza, a un chófer y a un socio norteamericano en una concurrida calle céntrica de Asunción el 17 de setiembre de 1980.
Ese día, los falsos documentalistas, que habían alquilado una residencia sobre la Avenida España, arrojaron bazucas contra el automóvil Mercedes Benz que trasladaba al exdictador centroamericano, amigo personal de su colega y anfitrión Stroessner.
“Fueron muertos en el suceso el estadounidense Joseph Baittiner (que viajaba a su lado) y el chófer nicaragüense César Gallardo. El vehículo quedó totalmente destruido y los cuerpos despedazados. Las explosiones fueron escuchadas 20 cuadras a la redonda”, relató por su parte el historiador Jorge Rubbiani.
En su fuga, los guerrilleros sufrieron una baja: Hugo Alfredo Irurzún, alias “camarada Santiago”, capturado, atormentado y muerto por la brutal policía de Stroessner.
“Si bien la frontera es permeable con el Brasil y con la Argentina, durante el régimen autoritario era fácil detectar la presencia de extranjeros y sus actividades en el Paraguay. Cuando ocurrieron los hechos, los rezagados del grupo guerrillero fueron ubicados fácilmente. Lógicamente, ante el reconocimiento del fracaso extremaron su crueldad con Irurzún. No entregaron su cuerpo ni a sus familiares que vinieron a reclamarlo”, destacó el historiador.
Los investigadores del régimen identificaron a siete argentinos. Gorriarán Merlo aseguró que fueron 10 en una entrevista publicada un par de años antes de morir en Argentina el 23 de septiembre de 2006.
El grupo había alquilado en 4.500 dólares mensuales una residencia sobre la céntrica Avenida España por tres meses. El lugar del atentado no estaba lejos de la residencia presidencial, de la embajada de Estados Unidos y del Ministerio de Defensa. El comando alquiló además un kiosko de venta de diarios y revistas a dos cuadras de la residencia de Somoza, para vigilar sus pasos, observó Rubbiani.
“Un pelotón de guardaespaldas, que viajaba en un vehículo independiente detrás del exmandamás nicaragüense, armado deficientemente, reaccionó al principio pero se dispersó enseguida por el susto de las fuertes detonaciones. El techo y una puerta delantera del Mercedes Benz blanco que transportaba a las víctimas volaron en pedazos”, precisó el especialista.
Un vecino del lugar, Julio César Troche, recordó que la explosión fue tan potente que “hizo temblar mi casa”.
“Alcancé a ver a uno de los sujetos enmascarados al que se le caía la capucha a cada momento, que disparaba a diestra y siniestra. Después vino el silencio. El Mercedes Benz estaba destrozado. Los restos del cuerpo del chófer quedaron desperdigados, su tórax y parte de sus extremidades sellados por el pavimento. Somoza y Baittiner yacían muertos, acribillados, en el asiento de atrás”, señaló.
En las redes sociales arreciaron los comentarios sobre el Óscar a “Argo” y el atentado contra Somoza en Paraguay, con interrogantes sobre si no habrá sido en realidad la propia CIA la que hizo eliminar al exdictador, o si los asesinos no fueron incluso del mismo círculo familiar de Stroessner, uno de cuyos yernos había tenido un altercado con Somoza por asuntos de mujeres.
“No olvidemos que Tachito (como se conocía a Somoza) quería hacerse el prepotente”, sostuvo Jorge Careaga al sitio digital del diario ABC.
“En esa época había una famosa modelo que era mujer de alguien del gobierno paraguayo. Somoza y su hijo (Anastasio Somoza Portocarrero) creían tener derecho a tomar las mujeres que deseaban, así como lo hacían en su país”, recordó por su parte Caro Gutter.