Sentado en su oficina en Trenton (Nueva Jersey, este de Estados Unidos), Tom Szaky es un exitoso joven presidente de una empresa que ha lanzado el primer programa de reciclado de colillas de cigarrillo exportado al mundo.
Lanzado en Canadá en mayo, ampliado luego a Estados Unidos y a España, el programa de su empresa TerraCycle asegura la recolección de colillas a través de voluntarios y su transformación en plástico, utilizado luego para nuevos productos, entre ellos, ceniceros.
El principio es el mismo sea cual sea el país: los voluntarios (personas, empresas, asociaciones de defensa del medio ambiente) recogen las colillas y las envían a la sede nacional de TerraCycle, que paga incluso el costo del paquete.
Las cenizas son luego esterilizadas y disecadas, con lo cual el papel y el tabaco se mezclan, y el acetato de celulosa utilizado en el filtro (un material plástico) es fundido y reutilizado para fabricar todo tipo de nuevos productos que son comercializados.
El programa, subraya a la AFP Tom Szaky, es pagado por la industria tabacalera, feliz de mostrar una buena acción ante la opinión pública. Y los voluntarios reciben puntos que pueden utilizar para financiar proyectos en escuelas o asociaciones caritativas.
El reciclado de colillas no es la primera operación lanzada por TerraCycle, una empresa que desde hace diez años se especializa en el reciclado y el “transciclado” (transformación de un objeto reciclado en algo nuevo y de valor superior, según su definición) de unos sesenta desechos diferentes.
Entre estos se encuentran paquetes de jugos de fruta, botellas plásticas, bolígrafos, cápsulas de café, envoltorios de bombones y cepillos de dientes.
El éxito de la empresa ha superado las expectativas.
“Hemos recuperado muy rápido más de un millón de cigarrillos. Organizaciones formidables han garantizado la recolección. Y la industria tabacalera mostró tanto entusiasmo que lanzó el programa en Estados Unidos y España”, explica.
“En los próximos cuatro meses será lanzado Francia, Alemania, Suiza, Austria, Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia y quizás México”, agrega este joven de 30 años nacido en Hungría y criado en Canadá.
Una grave fuente de contaminación
Para fabricar un cenicero hacen falta entre 1 000 y 2 000 colillas y para una silla de plástico de jardín más de 200 000, según sus cálculos.
Los cigarrillos constituyen la principal fuente de desechos en el mundo, el 37% de todo lo que la gente tira, subraya Szaky.
Y como este joven empresario adora los desafíos, encontrar una solución para reciclarlos era uno de sus tres objetivos para 2012, junto con las gomas de mascar y los pañales usados.
“Cuando fuimos a ver a la industria tabacalera y les mostramos el plástico que hacemos a partir de sus colillas, no lo podían creer. Se comprometieron no solo a pagar el programa sino también a promoverlo”, recuerda.
Para la recolección, TerraCycle se apoyó en un modelo de “brigadas” ya ensayado en 60 acciones lanzadas anteriormente, y que se llevan a cabo en 22 países por 35 millones de personas, en su mayoría mujeres y niños (que no se ocupan de las colillas).
El programa de recolección de gomas de mascar será lanzado en Brasil y el de pañales usados en Estados Unidos.
Al igual que con el tabaco, empresas vinculadas a ciertos desechos financian el reciclado: en Estados Unidos, Old Navy (indumentaria) se asoció para las chanclas y Colgate para los cepillos de dientes.
Tom Szaky, cuya empresa emplea a un centenar de personas en el mundo, espera llegar en 2013 a nuevos países de Europa Oriental y América Latina.
“Quiero arreglar todos los problemas de desechos que existen, empezando por los productos que se piensa que no pueden ser reciclados”, concluye.