Para cualquier recién graduado de la universidad, las prácticas no remuneradas parecen ser un rito de paso necesario antes de conseguir el puesto de trabajo deseado.
Pero en la actualidad, en Estados Unidos, esta práctica parece estar convirtiéndose en parte de una estrategia económica de las empresas, según un escritor experto en temas laborales.
‘La cultura de estas prácticas se está expandiendo por el mundo’, señala Ross Perlin, autor de La nación del practicante. ‘Muchos practicantes se enfrentan al peligro de caer en esta red. Conseguir un trabajo remunerado se hace cada vez más difícil’, explica Perlin a Publimetro.
Empresas de todo el mundo ya han adoptado el duro modelo de prácticas estadounidense. Perlin considera que es un peligroso paso adelante para llegar a los contratos indefinidos y efectuar despidos más fácilmente, tal como se hace en el mercado norteamericano.
En países como Italia y España, donde el desempleo juvenil es alto, las pasantías no remuneradas son la norma. ¿Sus labores? Hacen de todo, desde limpiar las oficinas hasta las labores de un empleado a tiempo completo por un salario paupérrimo o, simplemente, por nada.
Por ejemplo, la periodista española Paloma Casillas está haciendo su tercera pasantía, esta vez en el Senado de Madrid. Ella reconoce que es un paso necesario en su carrera profesional y un modo de aprender el trabajo, pero piensa que la situación en España está quedando fuera de control. ‘Trabajas las mismas horas que tus compañeros contratados, pero recibes una remuneración tres veces menor, si eres tan afortunado de recibir un pago. Es muy injusto’, señala Casillas a Publimetro.
Sin embargo, Renato Faccini, experto en mercados laborales de la Universidad Queen Mary de Londres, apoya esta tendencia global: ‘Los contratos de prácticas son una herramienta que las compañías utilizan para escoger buenos trabajadores. Estos contratos existen desde la Edad Media. Es natural que los jóvenes aprendan a través de experiencias de corto tiempo’, asegura Faccini.