Una madre nicaragüense se reencontrará en México con su hijo, del que dejó de tener noticias desde hace 27 años, gracias a las investigaciones de los organizadores de una caravana de familiares de inmigrantes centroamericanos desaparecidos en este país.
“Cuando llegué (a México en 1980), les mandaba cartas (a familiares), me las respondían, pero después comencé a tomar y tomar (alcohol), y lo perdí, cuando quise retomar las cartas, creo que mi familia se cambió de domicilio y me las rebotaban”, dijo el viernes a la prensa Francisco Cordero Ñaméndiz.
Cordero, que dejó de tener contacto con su familia en 1980, salió de su país por temor a ser asesinado por integrantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional, a los que combatió de lado de las fuerzas armadas del país centroamericano.
El nicaragüense, que ha tenido hijos y nietos mexicanos, asegura estar en proceso de rehabilitación, y vive en el municipio de Tierra Blanca del estado de Veracruz (con costas en el Golfo de México).
Su madre, Teodora Ñaméndiz forma parte de la caravana llamada “Liberando la esperanza”, en la que participan en total 47 madres, que junto con otros familiares de centroamericanos, ingresó a México por Guatemala el 15 de octubre para recorrer la ruta que toman los inmigrantes para llegar a territorio estadounidense.
Cordero, que creía que su madre había muerto al no recibir respuesta a sus cartas, ingresó a México por Guatemala y pasó por los estados de Chiapas y Oaxaca para establecerse finalmente en Veracruz.
Como resultado de las investigaciones del Movimiento Migrante Mesoamericano, uno de los organizadores de la caravana de los familiares de inmigrantes de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala, dos madres se encontraron durante el recorrido con sus hijos.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (Ombusdman) estima que anualmente 20.000 inmigrantes son secuestrados en México para pedir rescate a sus familias.