Seamus era un setter irlandés como cualquier otro hasta el día en que su dueño, Mitt Romney, decidió viajar a Canadá con toda la familia en su automóvil. ¿Qué pasó? Pues como no quedó espacio para el can, decidieron llevarlo en una caseta atada al techo del carro.
Era el año 1983. En una de las paradas del viaje de 12 horas (Boston-Canadá), la familia se dio cuenta de que Seamus había sufrido una diarrea. Papá Romney restó importancia al asunto y lavó el auto con una manguera. Luego, prosiguió con el viaje.
Más de un cuarto de siglo después, esta anécdota familiar se ha convertido en el arma favorita de los opositores del candidato republicano, sobre todo de su más cercano perseguidor, Rick Santorum.
‘Sobre Seamus solo diré que el carácter es importante en esta elección, y tenemos que analizar estas cuestiones y decidir si este tipo de persona es la que queremos que sea presidente de los Estados Unidos’, comentó ayer en una entrevista con ABC News.
La historia de Seamus fue dada a conocer por el medio Boston Globe en el 2007 para mostrar a Romney como una persona fría y pragmática, y desde entonces existe una asociación llamada ‘Perros contra Romney’.
Pero fue la astucia del asesor de Santorum, John Brabender, la que ha hecho que Seamus ‘reviva’ en esta última etapa de las primarias. Mientras tanto, los stickers de ‘Perros contra Romney’ han vuelto a aparecer. ¿Quién ladrará último en esta historia?